Por
  • Ana Alcolea

Días

Días
Días
Pixabay

Todos los días son, oficial y cansinamente, días de algo. Hoy es día mundial de los animales y de Francisco de Asís, que hablaba a los animales como a hermanos. Hace milenios que los humanos dispusimos que los animales estaban puestos en el mundo para servirnos. 

No obstante, en muchas de las antiguas religiones, algunos dioses fueron zoomorfos, al menos en parte: varias poderosas deidades egipcias lucían rostros de chacal, de ibis, de halcón o de carnero. Guerreros europeos se ponían cuernos de animales en los cascos para atemorizar al enemigo. Lo animal también se relacionaba con lo irracional, con lo pecaminoso (la paloma no, claro). Por eso, muchas portadas y capiteles románicos muestran a monstruos de rasgos animales, que simbolizan las pasiones y los pecados que hay que dejar fuera de la iglesia. Para Francisco de Asís, los animales no eran monstruos, sino parte de la belleza de la creación. Gustaba de escuchar a los pájaros, cuyas melodías lo acercaban a la divinidad, pero también a la humanidad. Tuve la suerte de vivir dos breves periodos en uno de los primeros monasterios que fundó. Allí planché en dos tardes más de lo que he planchado el resto de mi vida, y también encontré un par de escorpiones en el dintel de la puerta de mi habitación. Los maté sin piedad, según las instrucciones del padre guardián del monasterio. Y es que a lo mejor hoy no es el día de todos los animales. Porque no olvidemos que todo tiene múltiples matices. Igual las palomas que los escorpiones.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión