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Cartas al director de HERALDO: La historia de tres bancos

Sentados en un banco del parque
Sentados en un banco del parque
Javier Bona

La historia de tres bancos

Desde la terraza veo, a la entrada del parque Miraflores, un pequeño jardín. Es un lugar de paso donde los vecinos se saludan y los amigos se abrazan. Hay un primer banco donde cada jornada, en verano, a las 8 de la mañana ya está en pie Germán, un vecino sin techo, que vive ‘su’ vida porque no puede vivir la vida. De unos 50 años, su aspecto no delata su vida en la calle. Aseado, peinado, afeitado, bien vestido y siempre educado. He ganado parte de su confianza pero no me explica los motivos de esta vida. Nadie adivinaría que vive en la calle. Nunca le he visto beber alcohol ni mostrar desprecio por la sociedad. Al despedirme, le dejo unas monedas, pero me siento miserable por no ayudar un poco más. En el segundo banco, debajo de unas cuidadas moreras, por la mañana se sienta una pareja de jubilados a descansar. Quizás no queda amor en sus vidas, pero se sienten cómplices de compartirlas. Beben de la misma botella, comen el canto de la barra de pan y se levantan lentamente, apoyados en los bastones. Al atardecer, este banco lo ocupan parejas de jóvenes que se acarician sonrientes, manifestando un deseo que les hace felices. Al anochecer, los susurros son más pícaros. El tercer banco es el de los préstamos e hipotecas. No es de madera, es una entidad. Salen y entran los clientes, los mayores con la libreta abierta repasando pagos y cobros. A veces todavía llevan en la mano los billetes y se les oye hablar del saldo disponible. Es en el cajero de esta entidad donde Germán pasa la noche. Entra a las 8 de la tarde –ya no molesta– y se va a las 7.30 de la mañana para no perjudicar. Es un sin techo distinto. Son tres bancos, tres historias y tres vidas diferentes. ¿Y si un día a los ocupantes de cada banco los intercambiamos? Sería interesante, por una vez, dejarle a Germán la llave de la caja.

Jesús Añaños Vinué Zaragoza

Una ‘app’ que mejora el servicio del taxi

Como soy afiliado a la ONCE uso mucho el transporte público y el servicio del taxi. De un tiempo a esta parte, los usuarios que queríamos pedir un coche o programar un desplazamiento debíamos llamar a una de las tres emisoras de la ciudad y esperar a que cayese el higo o reclamar el servicio si este se retrasaba por cualquier causa. Ahora no. La cooperativa del taxi, en colaboración con el Ayuntamiento de Zaragoza, ha desarrollado una tecnología digital muy intuitiva con su ‘app’ de móvil llamada MOZA, que agrupa a todos los coches disponibles para recoger el servicio. Ya no hace falta elegir emisora o que el conductor pertenezca a una de ellas, de hecho hay bastantes conductores que no usan emisora, pero que usan, como todos debieran y debemos, la aplicación. Un gran acierto que permite dar trasparencia y visibilidad al tan castigado servicio del taxi. Gracias a cada uno de los profesionales que en silencio recorren nuestras calles para hacernos la vida más fácil y cercana. Y ánimo al Ayuntamiento con esa campaña de difusión de la aplicación que nos va a ayudar a todos mucho.

Carlos Antonio Piqueras Cascante Zaragoza

Gracias por la ayuda prestada

El 23 de julio, yendo a votar, tuve un percance que me afectó la pierna izquierda, a causa de unos calambres, que me obligó a buscar donde sentarme, y en la zona no lo hay. Tuve que acostarme en la orilla de la acera. Estaba empezando a perder el conocimiento, acompañado de mi esposa y mi hijo (discapacitado). El motivo de este escrito es agradecer la ayuda que nos prestaron las personas que por allí transitaban, como un matrimonio que llamó al 061. Queremos destacar la eficacia de los dos agentes de la Policía Local, su amabilidad y preocupación. También, dar las gracias al equipo de soporte vital, a la técnico Y. Valencia y al conductor D. Lanza, que se personaron en el lugar, y significar la amabilidad que tuvieron. Por último, agradecer al empleado de un restaurante cercano la ayuda que nos prestaron.

Marco E. Jiménez Vergara Zaragoza

Fayón recrea la batalla del Ebro

No es la primera vez que visito Fayón. Es el pueblo de un amigo que descubrí hace pocos años a través de un paseo fluvial en ‘llaüt’, nombre de una embarcación tradicional, en la zona de la desembocadura del río Matarraña al Ebro. Esta vez he vuelto para ver la recreación de la batalla del Ebro, en la que han participado un buen número de recreacionistas para transmitir la historia a la ciudadanía. Las altas temperaturas han sido un inconveniente para seguir la representación de este acontecimiento bélico, que fue uno de los más sangrientos y largos entre las batallas libradas durante la Guerra Civil. Los cuerpos del ejército nacional y republicano nos han explicado, a través de dioramas, las funciones que cada uno de los grupos tenía asignadas y cómo fue la ofensiva y la contraofensiva del cruce del río Ebro, donde se decidió el resultado del combate. La ambientación, personajes y vestuario, trincheras de guerra, campamento histórico y un conjunto de vehículos y armas de la época presentes en la exhibición, ha dejado patente el esfuerzo de los voluntarios y de las organizaciones que han contribuido a convertir a Fayón en el epicentro de un viaje a 1938. Agradezco al fayonense Miguel, en nombre mío y del grupo de amigos, el hacernos partícipes de este evento que reúne los requisitos necesarios por tratarse de una celebración original y de calidad. El evento tiene el título de Fiesta de Interés Turístico de Aragón desde 2021.

Gema Abad Ballarín Reus (Tarragona)

Resaca electoral

Pasada la resaca electoral quiero analizar las formas que han utilizado los políticos. En esta campaña se ha producido un salto cualitativo con un clima afixiante, sobrepasando los límites que los ciudadanos debemos soportar. Lo esperable es que cada formación se hubiera dedicado a dar a conocer su programa, pero lejos de eso la moneda de cambio ha sido el odio. Se ha deshumanizado al rival y eso es peligroso para el sistema democrático. Hemos sentido que nos trasladaban su polarización con un lenguaje descarnado y agresivo, confundiendo a la ciudadanía y desactivando su capacidad de reflexión. Pero esa estrategia de tensión ha fracasado por la madurez expresada por los ciudadanos, no dejándonos contaminar y acudiendo a votar con responsabilidad, sin incidencias y logrando una alta participación. Hemos enviado a la clase política un mensaje de serenidad y moderación. Y ahora es tiempo de que los tertulianos, que no analistas, que aparecen por todas las redacciones y platós interpreten los resultados con la esperanza de que no primen sus ideologías sino la objetividad.

José Luis Romanos Marfil Zaragoza

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