Huesca, un mes sin trenes
La provincia de Huesca se quedará prácticamente sin servicios ferroviarios -salvo la conexión entre Grañén y Lérida- durante todo el mes de agosto, en plena temporada turística.
Las vías férreas aragonesas necesitan sin duda de importantes inversiones, que la Comunidad no deja de reclamar. Pero supone una seria contrariedad que cuando llegan las obras se organicen de manera que originan drásticos cortes en la circulación de los trenes.
El trayecto en tren entre la capital oscense y Canfranc está ya interrumpido desde mediados de junio, para acometer las obras de renovación de las vías a lo largo de 60 kilómetros, un trabajo fundamental no solo para mejorar los tiempos de viaje sino para avanzar hacia la futura reapertura del paso internacional. El corte de la línea se prolongará hasta el verano del año que viene. Ahora, el Adif ha suprimido también el tráfico en las líneas que van desde Zaragoza a Huesca y a Lérida, con lo que es casi toda la provincia de Huesca la que se verá privada durante el mes de agosto de los servicios de transporte de viajeros que habitualmente presta el ferrocarril, incluyendo el AVE entre las dos capitales. Solo se mantendrá en funcionamiento el enlace entre Grañén y Lérida. Renfe sustituirá los trenes por autobuses, pero eso alargará la duración de los viajes. Es cierto que en estas fechas puede haber menos usuarios porque disminuyen los viajes relacionados con el trabajo o los estudios, pero en cambio aumentan los desplazamientos turísticos y la interrupción ferroviaria puede repercutir en el sector de la hostelería y las actividades al aire libre, que tienen en agosto un periodo álgido. Hay que insistir en que la red ferroviaria en Aragón necesita cuantiosas inversiones que ya se han demorado demasiado, así que las obras son indispensables. Pero tal vez podrían organizarse de manera que causasen menos trastornos.
