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  • Octavio Gómez Milián

Estío/hastío

Abre la oficina de Independencia para agilizar el voto por correo.
Estío/hastío
Guillermo Mestre

Mi presidente matemático, deidad prosaica de nuestro tiempo, colocó a media España en fila frente a las puertas de las sedes de Correos, con el estío de julio como compañía. Lo hizo por una cuestión estratégica, lo hizo porque lo consideraba lo mejor para España. 

Pero España (o el Estado español, que es lo que se viene o lo que ya está) es él. Así que usen la lógica transitiva y llegarán a la misma conclusión que yo. Hoy recuerdo a Miguel Ángel Blanco y Manuel Giménez Abad. Escribo en los días de la polarización frente a la poco afortunada proclama ‘Que te vote Txapote’. Colocar al presidente y su gestión a la misma altura que ese asesino es un exceso innecesario en nuestra sociedad. Porque el olvido y el perdón pueden ser compatibles y excluyentes. Es parte de la libertad que esos criminales intentaron arrebatarnos. Así que no puedo aplaudir esa ‘boutade’ más allá de la realidad que han supuesto los años de gobierno de Sánchez. Unos años de regalías a los representantes de lo más nocivo de la política española (o estatal, volvemos a la neolengua orwelliana). Pero si mañana los ciudadanos con el DNI que pone España prefieren que el viaje continúe en la dirección actual, todos, y digo todos, tendremos que considerar que es el camino de la democracia, de la democracia con mayúsculas. Y, si sucede lo contrario, espero que los apocalípticos del advenimiento del fascismo acepten, sin amenazas ni vestiduras rasgadas, el resultado. La erosión más importante que sufre nuestra democracia es la falta de respeto por el voto de los demás.

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