Por
  • Víctor Juan

Cruz Barrio

Aspecto exterior del edificio que concibió Miguel Ángel Navarro en 1914.
Centro Aragonés de Barcelona
Juan Carlos Arcos/Heraldo.

La semana pasada vino al Museo Pedagógico de Aragón Cruz Barrio, la legendaria bibliotecaria del Centro Aragonés de Barcelona, una institución fundamental en la vida de los aragoneses que se instalaron en la Ciudad Condal desde que inició su andadura en 1909. 

Hoy el magnífico edificio que alberga el Centro está cerrado. Ojalá pronto retome su actividad con energías renovadas. Cruz vino con algunos objetos para el museo. Vino, además, con su amabilidad y con su amor por todas las cosas que tienen que ver con Aragón. Recordamos, como cada vez que nos vemos, cómo nos conocimos en carne mortal en Barcelona, un día de lluvia. En la plaza de Cataluña había casetas de la feria del libro antiguo. Compré ‘Programa de Física’ de Julián López Catalán, un maestro nacido en 1834 en San Martín del Río, que ejerció en Zaragoza y después en Barcelona y a quien mis amigos catalanes lo creen tan suyo, y lo quieren tanto, que lo llaman Julià López Catalán. Tenía yo el libro en las manos cuando se me acercó una joven y me preguntó si yo era Víctor Juan. Le contesté que efectivamente era yo, pero que no sabía de qué nos conocíamos. Ella me contó que visitaba todos los días mi página web. Primero iba a la de Mariano Gistaín, luego a la de Antón Castro y de allí a la mía. Entonces tuve una revelación y le dije que, si hacía todo eso, tenía que ser Cruz Barrio. Pronto se cumplirán veinte años de nuestro primer encuentro y aún me pregunto cómo me reconoció y cómo se me ocurrió que ella podría ser Cruz. Fenómenos paranormales.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión