Por
  • Aurelio Viñas Escuer

Ideas y palabras

Voto por correo Zaragoza
Voto por correo Zaragoza
Oliver Duch

Una vez más estoy sentado frente a las cuartillas en blanco, dando rienda suelta a mi pensamiento. Porque los que tenemos la vocación de escribidores, acariciamos también la necesidad de pensar, ya que ambas tendencias están íntimamente unidas. 

Pero son actividades que al mismo tiempo se hallan en clara oposición. Lo escrito queda inalterable, en tanto que el pensamiento es mudable y puede cambiar fácilmente conceptos y opiniones, como cambian la luz y las sombras al final de cada día.

¡Vayamos al grano! ¿Qué asunto tocamos hoy, pensándolo primero y escribiéndolo después? Sin duda, el tema de las elecciones; unas recientemente celebradas y otras que se aproximan a grandes pasos. Las primeras han puesto de manifiesto que España andaba con el rumbo político torcido. Esto lo sabe mejor que nadie el actual presidente del Gobierno, que ha sido, sin paliativos, el gran derrotado. Y tal vez Pedro Sánchez haya considerado la cuestión como un plebiscito personal y, aferrado al sillón de la Moncloa, ha decidido invitar a los ciudadanos a pronunciarse de nuevo sobre la política nacional. Está en su derecho y no vamos a tratarlo por ello de embaucador y trapisonda, como hemos hecho tantas veces a lo largo de su mandato.

Solo que la fecha propuesta, el 23 de julio, parece tener miga. Es fecha propicia para ausencias y vacaciones. Seguramente más numerosas y prolongadas en los votantes de la derecha, que han sido los más contrarios a Sánchez. Los más fieles al PSOE, quizá por andar más escasos de recursos económicos, puede que estén quietecitos en sus casas. Tenemos el voto por correo, pero ello requiere algunas molestias y propicia un poco la pereza y, por tanto, la abstención. Es posible que sea así y allí esté la clave del adelanto electoral. En cualquier caso, van a ser unas semanas de cábalas y conciliábulos de unos y de otros, buscando pacto y uniones, acertadas o erróneas, sea para bien o para mal.

Las elecciones del 28 de mayo han traído muchas consecuencias; entre ellas, que
hemos vuelto a ser convocados a las urnas y para una fecha un tanto extraña

También es posible, como ya se viene diciendo, que el señor Sánchez esté echando el anzuelo a los intrincados escenarios internacionales, buscando una plaza que le redima de los fracasos de aquí. Seguramente se siente joven para quedarse ya de brazos cruzados.

Y a nivel regional, concretamente en Aragón, las pasadas elecciones también han dejado sus secuelas, apeando a Lambán de su cargo. Este señor me ha parecido siempre un buen hombre, pero un mal gobernante. De esos que, antes de dar un puñetazo sobre la mesa, pierden el tiempo mirando todo lo que hay debajo. Y ello no permite gobernar con rectitud y garantía. Eso equivale a estar prisionero de la duda. Es algo así como pretender nadar y al mismo tiempo guardar la ropa.

En fin, la política es así de compleja. En este momento resulta prematuro prever resultados y analizar las consecuencias. Vamos a centrarnos en las palabras de nuestro admirado Cervantes, que dejó escrito: "Se dará tiempo al tiempo, que suele dar dulce salida a muy amargas dificultades". Una sentencia que Voltaire tuvo a bien rubricar con esta frase: "El tiempo hace justicia y pone todas las cosas en su sitio".

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