Con motivo del vigésimoquinto aniversario de la asociación Arbada y del Día Mundial de Acción por los TCA, que se celebra el 2 de junio, conviene valorar la evolución de estos trastornos en las últimas décadas. El sufrimiento personal y familiar por la enfermedad no ha variado en estos veinticinco años, pero sí las manifestaciones clínicas del mismo.

Es un trastorno mental y una enfermedad psicosomática donde el contexto social y cultural hacen que la expresión de síntomas varíe. La insatisfacción corporal y vital siguen detrás. Y el miedo morboso a engordar y el empleo de la comida, su control o su ingesta excesiva para tratar de manejar nuestras emociones. Las autolesiones no suicidas como forma de aliviar el malestar emocional son mucho más frecuentes. Se emplean para aliviar el dolor psicológico con el físico (lo más habitual) o como castigo por la culpa.

El uso de las redes sociales se ha generalizado, con mayor relevancia de la imagen virtual, con filtros y aplicaciones para mostrar cuerpos irreales, distorsionados, aparentemente perfectos y felices. Y se difunden por ellas mensajes poco saludables, que inspiran el culto a la delgadez y prácticas de riesgo, poco saludables. El ejercicio físico en casa como maniobra compensadora adelgazante se ha incrementado tras las rutinas del confinamiento, con el apoyo de ‘influencers’ o ‘tiktokers’.

La diversidad sexual añade componentes nuevos a la construcción de la identidad. El género femenino es mayoría en las consultas, con alguna representación de personas no binarias o con género fluido. Los varones siguen siendo menos, en una proporción similar a la década de los noventa.

Y afecta la enfermedad a pocos niños, aunque algunos de muy corta edad, pero que siguen siendo una minoría. Y a muchos adolescentes y adultos jóvenes, que empiezan un poco antes, sin olvidar a un número no despreciable de adultos y a algún anciano.

La pandemia covid ha incrementado las cifras de incidencia y ha desbordado los dispositivos asistenciales. Tanto estrés e incertidumbre han tenido importantes consecuencias emocionales.

Las actuaciones a emprender en esta fecha, y todos los demás días del año, son incrementar los recursos en asistencia y prevención, en esta comunidad autónoma que fue pionera en la asistencia, con el Dr. Velilla, desde el Hospital Clínico Universitario. Y también, en la prevención, con el grupo Zarima, que tuve el honor de coordinar junto a nuestra añorada Piluca Comet, y la ingente labor que realiza Arbada. Sirva este escrito como llamada a la acción, como sociedad y como administración pública. Hemos cambiado pero ahora toca evolucionar a mejor.