Alemania, en recesión técnica
La economía alemana entró en recesión técnica en el primer trimestre de 2023 al sufrir una contracción del 0,3%, segunda caída consecutiva de su PIB tras la experimentada en el último trimestre del año pasado, que fue del 0,5%.
Este es el escenario que dibujan los datos definitivos publicados por la Oficina Federal de Estadística, que inicialmente había apuntado a un mero estancamiento para los meses de enero a marzo que habría permitido eludir la categoría de recesión técnica, esto es, la acumulación de dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo del PIB. Los datos han caído como un jarro de agua fría en Berlín y Bruselas, y no sólo por ser inesperados. Indican que ha registrado el peor comportamiento entre los grandes países de la eurozona. Todos deben extremar la vigilancia a la evolución de las variables macroeconómicas porque Alemania es la locomotora económica de la Unión.
El dato no augura buenas perspectivas para el resto del año. Una contracción de la economía en su conjunto en 2023 se ha vuelto más probable. De momento, el Gobierno federal mantiene en su proyección económica para 2023 un ligero crecimiento del 0,2%, pero cuando se elaboró contaba con registrar un estancamiento en el primer trimestre, no con una caída. El Fondo Monetario Internacional, por su parte, asume que es probable que el crecimiento económico oscile alrededor de la línea cero.
La razón de fondo del frenazo en el crecimiento del Producto Interior Bruto de la primera economía europea es la misma que amenaza a todas las demás de la eurozona: la inflación. Ha sido el factor decisivo para la caída del consumo y de la producción industrial. Además, la tasa sigue siendo muy elevada: el 7,2% en abril. La lucha contra las subidas de precios es, pues, una prioridad para las autoridades de Berlín y para las del resto de la UE.
