Una conversación

El presidente chino Xi Jinping (I) se reúne con el presidente ruso Vladimir Putin en el Kremlin.
El presidente chino Xi Jinping con el presidente ruso Vladimir Putin en el Kremlin.
E.P.

La conversación telefónica entre Zelenski y Xi ha reactivado la expectativa de que China pueda ejercer en serio, y no solo de boquilla, como mediador para encontrar una salida diplomática a la guerra de Ucrania

Pekín mantiene una actitud ambigua respecto al conflicto. No ha condenado la invasión y presta a Putin un valioso apoyo político. Además sirve como mercado alternativo para los hidrocarburos rusos y no se ha sumado a las sanciones occidentales, aunque muchas empresas chinas se atienen a ellas por propio interés. Sin embargo, por otro lado, no parece que esté facilitando armamento a Moscú y siempre se ha mostrado favorable a una negociación y ha defendido que "la soberanía y la integridad territorial de todos los países deben ser respetadas, que los objetivos y principios de la Carta de la ONU deben ser defendidos, que las legítimas demandas de seguridad de todos los países deben ser tenidas en cuenta seriamente y que todos los esfuerzos para una resolución pacífica de la crisis deben ser apoyados", una letanía que las fuentes gubernamentales chinas han repetido machaconamente y a la que, como teoría, es imposible ponerle pegas. Tanto en Kiev como en Moscú parecen dispuestos a dejar un hueco, sin renunciar a posibles ganancias en el campo de batalla, a la iniciativa china. Y desde la Unión Europea se ha pedido repetidamente la implicación del gigante asiático, cuya ambigua posición le permite tratar directamente con las dos partes. La cuestión es si Xi se lo va a tomar en serio, y si estará dispuesto a explicarle al amigo Putin lo que significa respetar la integridad territorial de su vecino.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Víctor Orcástegui)

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