Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

Política technicolor

Las encuestas dibujan una tendencia electoral que augura inestabilidad.
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La suerte está echada. ‘Alea iacta est’. Estallan los colores de la primavera, pero sobre todo los de la política. Las elecciones del 28 de mayo han sido convocadas esta semana. Aunque nuestra actualidad es más bien gris, en las urnas se impone lo multicolor.

La paleta cromática básica parte de los dos grandes partidos: PP y PSOE. Sus colores remiten a la sangre azul de la nobleza (derecha) y a la sangre roja de las revoluciones populares (izquierda). Los conservadores aman el azul (el preferido en las encuestas) y los radicales el rojo, en remota memoria del ardiente Apocalipsis de San Juan.

La estabilidad bicolor se rompió hace casi una década con la irrupción del morado Podemos. En una inicial voluntad transversal, los jóvenes indignados casaron el rojo y el azul y les salió una revolución a la violeta. Ahora, sin embargo, Yolanda Díaz quiere que Sumar le sustituya con una nueva tonalidad magenta, a mitad de camino entre el cárdeno podemita y el rojo socialista.

En Ciudadanos ya no confían en el talismán del naranja, hoy lo ven todo muy negro. A cambio, para Vox su futuro sigue siendo verde esperanza. Y aún queda una retahíla de colores, desde el rojinegro de Chunta al verde mate de Teruel Existe, pasando por otros en riesgo de desaparición como el rojigualda del PAR.

Así las cosas, entramos en precampaña electoral con los azules viéndolo todo de color rosa, mientras los rojos otean el paisaje buscando pigmentos con los que aliarse.

¿Qué harán los ciudadanos? Ya se verá. Para gustos se hicieron los colores.

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