Listas cremallera

Listas cremallera
Listas cremallera
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La ley de 2007 ‘Para la igualdad efectiva de hombres y mujeres’ ya estableció que en las listas electorales ninguno de los dos sexos podía tener menos del 40% de los puestos, ni en el conjunto de la lista ni en cada tramo de cinco candidatos.

Con esa norma, el actual Congreso de los Diputados cuenta con un 44% de mujeres y el Senado, con el 39,9%. En las Cortes de Aragón se sientan 35 hombres y 32 mujeres, aunque los cargos más relevantes de los grupos parlamentarios se los quedan, en general, ellos. El proyecto de ley ‘de paridad’ que ahora se ha aprobado establecerá las llamadas ‘listas cremallera’: en cada lista hombres y mujeres tendrán que alternarse, si el primer nombre es un varón el segundo tendrá que ser mujer, y así sucesivamente. Es lógico pensar que si se aplica este sistema nos acercaremos mucho más al equilibrio entre sexos en la composición de las asambleas parlamentarias. Muy bien. Pero los partidos políticos que llevan días presumiendo de feminismo tendrían que mirar también a su propia casa.

Por ejemplo, nunca ha habido una secretaria general del PSOE ni una presidenta del PP. Ni siquiera una secretaria general del PCE o una coordinadora federal de Izquierda Unida. Sí que tenemos una mujer como secretaria general de Podemos, Ione Belarra, pero la nombró Pablo Iglesias tan ostensiblemente que es difícil no pensar que está ahí por la exclusiva voluntad de ese concreto varón. Como ninguno de los dos principales partidos ha sido nunca dirigido por mujeres, jamás ha habido en España una mujer que se presentase a las elecciones con posibilidades de ser presidenta del Gobierno. Y ya podemos anticipar que, con listas cremallera o sin ellas, tampoco este año la habrá.

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