Si repasáramos las hemerotecas podríamos ver algunos malos presagios, por ejemplo, sobre las pensiones y la sanidad pública, consideradas por algunos expertos como insostenibles a partir de fechas ya pasadas y que, como sabemos, no se han cumplido.

Los libros impresos y medios de comunicación tradicionales tampoco han tenido buenos augurios, pero se siguen vendiendo muchos libros en papel, hay prensa escrita y lectores a diario, y un medio como la radio sigue siendo compañía irrenunciable que forma parte del paisaje cotidiano de millones de oyentes.

Para quienes pasamos los primeros años de la infancia sin televisión, la radio fue un miembro más de la familia; tan importante era que ocupaba un lugar preferente y protagonista en los hogares. Todavía recuerdo los cuentos matinales de los domingos que escuchábamos con mucho interés, el carrusel deportivo y los partes informativos de entonces. Por la noche, cuando tuve un transistor, me iba con él a la cama. Antes de dormir nunca me olvidaba de escuchar programas como ‘Matilde, Perico y Periquín’ y ‘Ustedes son formidables’, entre otros. Hoy, tengo transistores en varios lugares de casa para escuchar fundamentalmente los diversos programas informativos diarios.

El lunes 13 de la semana pasada se celebró, el Día Mundial de la Radio, conmemoración que tiene lugar desde hace 12 años. Se eligió esa fecha de febrero porque en 1946 se creó la radio de la ONU, como servicio de noticias sobre lo que ocurría en su sede y en sus agencias con el objetivo de conectar la propia ONU con los pueblos del mundo. Cada año tiene un lema, en la edición 2023 el elegido por la Unesco ha sido ‘Radio y paz’. En su mensaje al mundo, se ha hecho un llamamiento a oyentes, profesionales y radiodifusores para que la radio se utilice en mayor medida como instrumento de paz.

Es tan importante este medio en la vida de millones de personas, que se escucha a cualquier hora del día y de la noche y permite mientras hacer casi cualquier cosa. La radio informa, entretiene, acompaña, interacciona… y presta un servicio público que fue esencial en los peores momentos de la pandemia. En España, confían en ella más de 30 millones de oyentes y es el medio que cuenta con mayor credibilidad.