Por
  • Pablo Guerrero Vázquez

Menú degustación

El diputado de Vox, Javier Ortega Smith, durante su intervención este jueves en el Pleno en el Congreso.
El diputado de Vox, Javier Ortega Smith. 
Agencia EFE

No supera primero de Derecho quien no interioriza el principio de unidad de Constitución, que comporta que ésta debe interpretarse poniendo en relación el precepto interpretado con todos los demás. 

Es decir, que no cabe una lectura a la carta de la misma, por estar ante un menú-degustación en el que para captar su verdadero sentido no podemos saltarnos ningún plato.

Nuestros representantes, incluso aquellos que han superado primero de Derecho, pocas veces tienen esto presente. En política, como en ningún otro lugar, se intenta nadar y guardar la ropa, se ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio o, corrigiendo a Jarabe de Palo, se traga y escupe al mismo tiempo.

Esta peligrosa forma de actuar, como digo, es habitual, pero este mes hemos tenido un ejemplo insólito, por descarado. El abogado Ortega-Smith subió a la tribuna de oradores del Congreso –sesión plenaria de 8 de febrero- para defender como constitucionales, en una misma intervención, dos medidas que resquebrajan el principio de unidad de Constitución: la ilegalización de los partidos independentistas y la eliminación de las Comunidades Autónomas.

Sin embargo, lo más sorprendente de la iniciativa no es su descaro, sino su cinismo; porque los motivos que permiten defender la legalidad de los partidos independentistas, son los que cabe esgrimir para sostener la legalidad de un partido, como VOX, que pretende la supresión de las autonomías. A estos presuntos constitucionalistas se les ha atragantado la Constitución.

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