Por
  • María Pilar Clau Laborda

Lo imprevisto

Lo imprevisto
Lo imprevisto
Pixabay

La belleza está en lo extraordinario. En lo asombroso, en lo inesperado, en lo que rompe lo acostumbrado y deshace el bucle de los días es donde se halla la belleza y también la fascinación, el entusiasmo, el deslumbramiento. Antes de continuar, me veo en la obligación de confesar el presuntuoso afán de tenerlo todo bajo mi control que durante mucho tiempo ha agotado mis acciones y mis días, y aún sufro a veces esta debilidad. 

A pesar de que mi vida ha estado siempre plagada de imprevistos, cada vez que llega algo inesperado y no encaja en mis planes lo miro con temor y desconfianza y trato de apartarlo. En vano. Antes o después debo aceptarlo y adaptar mis decisiones a la nueva situación. Es entonces cuando veo las oportunidades que cobija: entrenar la imaginación, ampliar el universo personal, hacer la mente más flexible, encontrar nuevos caminos… ¿Y los planes? Los planes serán después más ricos, más completos, más reales y, cuando los llevemos a cabo, lo disfrutaremos más.

Abrazamos lo previsto para simplificarnos sin darnos cuenta de que estamos aniquilando grandes porciones del universo. Pensamos en remotas empresas y perdemos de vista lo esencial, lo inmediato. A veces debe llegar lo imprevisto para que prestemos atención a las circunstancias, a la humildad y a la grandeza de lo cercano, de la vida espontánea.

Uno de los imprevistos que ha surgido recientemente en mi vida me ha obligado a cambiar por un tiempo el curso de mis días y me ha situado en medio de lo más real, de lo más inmediato. Son esas circunstancias más inmediatas las que nos comunican con el Universo. Me ha empujado a llevar a cabo tareas en las hasta ahora ni siquiera había pensado, porque la capacidad aumenta cuando se toma conciencia de las circunstancias, y me ha dado la oportunidad de disfrutar de pequeñas cosas que antes me pasaban inadvertidas.

Las pequeñas cosas dan calor a la memoria y nos mantienen firmes en la tierra: la alegría de mi madre cuando ve que su ciática mejora, el mensaje de un amigo que escucha una canción en una fiesta y se acuerda de las risas que compartimos escuchándola juntos, el humor y el ingenio de mi hermano, la voz siempre reconfortante de mi hermana, el amor y el apoyo inquebrantable de mi marido… Y cuando acogemos lo inesperado y nos sumergimos en la nueva realidad, nos disponemos de nuevo a planificarla olvidando que llegarán nuevos imprevistos a mejorar nuestros planes.

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