Porros, salud y montes

Porros, salud y montes
Porros, salud y montes
Heraldo

Cuando un mal no mejora, empeora. 

Este dicho popular contiene una buena dosis de sabiduría que invita al menos a dos cosas. Primera, a tomar conciencia, reflexionando. Segunda, a actuar, pues la simple espera no trae la solución. Esto vale para muchos asuntos. El más inmediato es la salud física. Sin caer en la hipocondría, es conveniente no dejar pasar el tiempo y buscar una cura. Una herida puede terminar en gangrena y una infección en septicemia. También sirve para la ‘salud social’ donde los problemas tienen otras dimensiones; análogamente se producen fenómenos de degradación, de pérdida de cohesión, de polarización e incremento de la conflictividad, de la rabia y del malestar social.

Sobre esto se ha escrito mucho. De lo mejor, para mi gusto, es ‘La salud social; de la socioeconomía al comunitarismo’, publicado por José Pérez Adán en 1999. De ahí cabe considerar la dimensión diacrónica de lo social. La sociedad, la vida, nos perviven más allá de nuestra individualidad. Desde esa perspectiva, el cuidado de la naturaliza y de la comunidad cobra otra dimensión. La destrucción del medioambiente, de los bosques y ríos tiene efectos inmediatos pero también diferidos. Si nos preocupa el mundo que vivimos y el que dejamos a nuestros hijos, éste no es un asunto baladí. Nuestro modo de vida urbanita, consumista y alejado del campo dificulta esa comprensión. Los centros comerciales, las cadenas de producción y los despachos de las burocracias dominantes alejan de esa conciencia. Y más si los problemas suceden en un rincón del mapa donde viven cuatro gatos.

La mayoría de los vecinos de los Montes Universales se están movilizando para
responder a lo que están viviendo y las falsedades con las que les intentan engañar

Quienes lean esta tribuna saben que desde enero de 2021 vengo contando el desastre que se está cometiendo en los Montes Universales, especialmente en el municipio de Guadalaviar, también en Griegos, Villar del Cobo, etc. Los vecinos de esos lugares (la mayoría) están ofendidos por los bayonetazos que les ha clavado y sigue empeñado en clavar el Gobierno de Aragón, en especial desde los políticos que llevan Medio Natural y Gestión Forestal. La gente de la Sierra se está movilizando para responder a lo que están viviendo y las falsedades con las que les intentan engañar. Están uniéndose en una asociación que no para de crecer. Son muy conscientes del daño que están sufriendo. Y no son sumisos ni se quieren callar porque conocen bien su territorio, sus bosques y la cultura ancestral que los ha cuidado hasta hoy. Les duele especialmente que quienes debieran saber dónde nace el Tajo y qué es una Reserva Natural Fluvial (aunque no sean serranos) hagan de su ignorancia un argumento y una posición política con efectos nocivos en ese tejido social. La infección provocada por la combinación de intereses económicos, presiones políticas y supuesta silvicultura científica está afectando a la salud social de esa esquina de nuestro país, de Aragón. Pero hay más.

En ese territorio la gente sabe que los hongos son una riqueza que forma parte del bosque. Entre otros, los ‘boletus edulis’, generan para la Sierra y los serranos ingresos diez veces mayores que la madera. Con las talas masivas y la falta de cuidado su hábitat se está destruyendo. Los ‘boletos’ que ahí también llaman ‘porros’ necesitan varias décadas para regenerarse y su implantación en zonas nuevas todavía no se ha desarrollado con éxito. Sólo con este dato los responsables políticos deberían saber con qué están jugando. Los serranos ya están viviendo los efectos de estas políticas. Este otoño la pregunta es ¿se quedarán sin sus valiosos ‘hongos porros’?

Están uniéndose en una asociación que no para de crecer

Quienes hemos visto el desastre, el hormigón y las talas en el cauce del río, no podemos aceptar la falsa sostenibilidad que predica la DGA. Mientras el profesor Javier Castroviejo, exdirector de la Estación Biológica de Doñana, el Observatorio de la Sostenibilidad y SOS Montes Universales explicaba el daño que se está causando, los políticos de turno contraprogramaban difundiendo un discurso contradictorio con los hechos. Los chichorreros, como otros serranos, resisten e insisten porque saben que les va la vida de sus hijos en ello. No reblarán y los políticos lo saben. Si usted duda, acérquese y compruébelo con sus propios ojos. Merece la pena el viaje, se convencerá por sí mismo.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión