Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

¿Té o café? Mitad y mitad

La Constitución española de 1978 es normativa.
¿Té o café? Mitad y mitad
José Miguel Marco

Levi Eshkol, el primer ministro de Israel entre 1963 y 1969, tenía fama de ser incansable a la hora de buscar un acuerdo. 

Era tan partidario del consenso que, cuando se le preguntaba si quería té o café, contestaba: "Mitad y mitad". Esta obstinada voluntad de pactar es la que triunfó en España hace 44 años. Una generación de ciudadanos hablaron, negociaron y acordaron. Todo en un contexto muy tenso, entre atentados de ETA y de extrema derecha.

Este esfuerzo por el consenso fue algo inédito. Durante los casi dos siglos de historia constitucional, desde la primera Carta Magna (Cádiz, 1812) hasta la de 1978, nunca se habían sabido arbitrar unas reglas de juego por todos respetadas porque fuesen respetables. La seña de identidad de los siete textos anteriores al de 1978 (1812, 1834, 1837, 1845, 1869, 1876 y 1931) fue que eran de partido porque no había una tradición de entendimiento, ni flexibilidad, ni sentido de la responsabilidad histórica. Sin embargo, esta arraigada característica de la política hispana fue sustituida por el consenso tras la muerte de Franco. Todos cedieron hasta pactar una Ley Fundamental con la que el país se ha modernizado como ningún otro Estado europeo en el último medio siglo.

Hay que huir de la nostalgia porque tan falaz es que todo tiempo pasado fue mejor como lo contrario. Pero es un hecho que, hoy, los partidos pierden legitimidad con sus estériles estrategias de ‘conmigo o contra mí’. Los españoles afirmamos en encuestas y elecciones que, puestos a elegir té o café, también preferimos mitad y mitad. 

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