El congreso del PAR que hace poco más de un año reeligió a Arturo Aliaga como presidente del partido ha acabado en los tribunales, que lo han anulado. El fallo da parcialmente la razón al sector crítico, que denunció varias irregularidades. No habrá recurso, ya que Aliaga ha adelantado que convocará a la ejecutiva anterior para repetir el cónclave, lo que debería ocurrir cuanto antes; él volverá a optar a seguir dirigiendo la formación aragonesista. La herida interna sigue, pues, abierta. Mucho tendrán que trabajar todas las partes para suturarla, restaurar la unidad y prepararse para acudir en condiciones a las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Tienen que recuperar la lealtad interna y el espíritu de consenso. Unos y otros se deben a los ciudadanos que han votado al PAR y que comparten su ideario.

La crisis latente que durante buena parte del año 2021 desestabilizó al Partido Aragonés estalló con toda crudeza durante la celebración de su polémico XV congreso. Arturo Aliaga revalidó, por la mínima, la presidencia del partido, pero las acusaciones de fraude tanto en la organización congresual como en el desarrollo de la votación han acabado por dirimirse ahora en los tribunales: el cónclave debe repetirse. Es un hecho insólito y absolutamente impropio de un partido que ha sido pieza fundamental durante décadas en la gobernabilidad de la Comunidad.

Los dirigentes del PAR, oficialistas y críticos, tienen un compromiso irrenunciable con sus militantes y votantes. La Constitución les obliga, como a todos los partidos, al máximo respeto a la ley, a ser instrumento para la participación política y a que su estructura interna y funcionamiento sean democráticos. Lo preferible es que celebren cuanto antes su congreso para pasar página y centrarse en las necesidades de los aragoneses.