El gran hangar de Teruel
Con la construcción del gran hangar que podrá albergar simultáneamente dos unidades del mayor avión comercial del mundo, el Airbus A380, el aeropuerto de Teruel se afianza como una instalación clave para la industria y la prestación de servicios en el sector aeronáutico.
El aeródromo turolense ha demostrado ser un proyecto acertado y todavía no ha terminado de desarrollar todo su potencial para la creación de empleo y el impulso económico.
El aeropuerto de Teruel debe valorarse como una historia de éxito y como un ejemplo de cómo pueden aprovecharse las condiciones particulares de un enclave -los poco transitados cielos de la provincia turolense- y la reconversión de unas instalaciones obsoletas -la antigua Base Aérea de Caudé- para promover el desarrollo de una ciudad generando actividad económica y empleo en un nicho concreto dentro de un sector de vanguardia. Teruel es hoy uno de los principales centros de Europa para el aparcamiento, la revisión y el reciclaje de aviones, y solo el principal operador del aeropuerto, Tarmac Aragón, aporta ya 220 empleos de calidad, y busca ahora ampliar su plantilla. La gigantesca nave que se está construyendo -para darse una idea de sus dimensiones basta pensar que su estructura la forman más de 51 kilómetros de barras de acero- supone un paso más para la consolidación de esta infraestructura, que desde su puesta en servicio en febrero de 2013 ha demostrado su potencial. El aeropuerto, en el que entre otras muchas actividades se realizan las pruebas del cohete espacial Miura 1, es además una baza fundamental en la aspiración aragonesa de que la futura Agencia Espacial Española tenga su sede en la capital turolense. El aeropuerto de Teruel -gestionado por un consorcio del que forman parte el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento- seguirá con seguridad creciendo y aportando empleos y actividad económica.
