Por
  • Pablo Guerrero Vázquez

¡Bravo por el ministro!

El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá.
El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá.
Ricardo Rubio / Europa Press

A diferencia de los pantalones de campana y las americanas con coderas, la financiación autonómica siempre está de moda. Moreno Bonilla anunció esta semana que dejaría sin efecto el impuesto de patrimonio en Andalucía.

 El ministro Escrivá, para evitar decisiones de este cariz, apuntó «a título particular» a la conveniencia de centralizar en mayor medida los ingresos. Tristemente, ni el Gobierno ni sus socios, incómodos con las palabras del ministro, las respaldaron.

La autonomía financiera en los ingresos, cuya profundización sedujo incomprensiblemente a la izquierda española, fue auspiciada por el neoliberalismo, junto con otros instrumentos (constitucionalización de la estabilidad presupuestaria, celebración de referéndums fiscales) para reducir el tamaño del Estado en general, y del Estado del bienestar en particular. La descentralización del ingreso introduce una lógica competitiva que desemboca en una carrera fiscal a la baja, en una recaudación mermada y en unos servicios sociales escuálidos. Lamentablemente, nadie ha prestado atención al sistema apuntado por Escrivá que, lejos de centralizar el gasto, permitiría a las comunidades autónomas contar con recursos suficientes para ejecutar las competencias compartidas con el Estado y con recursos equivalentes cuando ejerciten sus competencias exclusivas. Y si bien la propuesta tiene sus riesgos, esta, al rediseñar el sistema desde cero, podría sacarnos del callejón sin salida en el que nos encontramos en materia de financiación.

*Profesor de Derecho Constitucional (Unizar)

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