Redactor de la sección de Cultura y columnista en HERALDO DE ARAGÓN

In a New York minute

Desfiles de la New York Fashion Week en la sinagoga del aragonés Ángel Orensanz en el Lower East Side.
Desfiles de la New York Fashion Week en la sinagoga del aragonés Ángel Orensanz en el Lower East Side.
HERALDO

Quienes trabajamos en el seguimiento de la actualidad valoramos de un modo exagerado el gesto de aparcar el ‘hovercraft’ que nos permite vadear los pantanos cotidianos, y pasar unos días en secano. Como todos, sí, pero en nuestro caso, el primer día de vacaciones es como el 1 de enero; en la lista de propósitos están los de leer poco y poner teléfono y Google en pausa. ‘Spoiler’: ná de ná. Si hay cobertura, hay lectura, aunque sea puntual. Y si has olvidado poner el correo electrónico en modo frontón, aunque solo leas enunciados, acabas abriendo en el móvil alguno que parece urgente, cuando lo urgente es devorar un sandwich de pastrami en el Katz para llegar a tiempo al concierto de Adam Rudolph en el Summerstage de Central Park, o hacer el canelo sobre el puente de Brooklyn en un ‘selfie’ bailón de 360 de esos que tú mismo criticabas la semana pasada. Y no, no olvidas que la factura de la luz está desbocada, que hay guerra en Ucrania, que Salman Rushdie fue baleado a pocas manzanas de donde tú descansas tras un día de turismo militante en la ciudad que nunca duerme. Rushdie, que visitó como tantos famosos la sinagoga de Orensanz en el Lower East Side, llena de ‘fashion’ esta semana, que se alza justo al lado del Ukrainian Village neoyorquino... pero la reflexión vuela embutida ‘In a New York Minute’, como cantaba Don Henley; cuando pasa ese minuto de 30 segundos, y a pesar de cierto cargo de conciencia, hay que ahogarla. En mi caso, ayudan unas gambas fritas al coco en salsa de naranja y mostaza y una cerveza fría en el Blue Note: toca rezarle a Nellie McKay.

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