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Cartas al director de HERALDO: Niños y niñas, el futuro petróleo

Imagen de archivo.
Niños y niñas, el futuro petróleo
Pixabay

Niños y niñas, el futuro petróleo

Según estimaciones de la ONU, el 15 de noviembre llegaremos a los 8.000 millones de habitantes en el planeta. 

En 2080, 10.400 millones, estabilizándose hasta 2100. Dado que estos crecimientos no van a ser iguales en todos los territorios, los recursos humanos y materiales del planeta van a ser un quebradero de cabeza, a lo que se suman el clima y la escasez de agua. En Europa, un tercio tiene menos de 30 años y los mayores de 65 alcanzan el 20,8%. España, Italia y Japón encabezan los países con menor tasa de natalidad. Para la ONU, la única solución para países de baja natalidad y alto envejecimiento es la inmigración. Ocho países van a concentrar las mayores cifras de aumento de la población: República Democrática del Congo, Egipto, Etiopía, India, Nigeria, Pakistán, Filipinas y Tanzania. Además, la ONU prevé que, en 2050, la cifra de mayores de 65 años duplique a la de menos de 5 años, al igual que la de menores de 12 años. En el caso de España, seguimos con una natalidad de 1,18 hijos por madre, lo que hace aumentar aún más la proporción de personas longevas sobre el total; la tasa de sustitución es de 2,1 hijos. Tenemos los datos, tenemos la información, la pregunta para los dirigentes españoles y europeos es: y ahora, ¿qué? Hoy preocupan la energía y el coste de vida, pero tenemos la espada de Damocles a la vuelta de la esquina en la demografía, junto al relevo generacional: agricultura, pesca y transportes. Seguimos sin atender los problemas de Estado, preocupándose más los políticos de los titulares del día. En 2023 hay elecciones, entre ellas las generales. Veremos cuántas fuerzas políticas hacen propuestas concretas en natalidad y relevo generacional. ¿Qué ministerio se ocupa y preocupa de estos asuntos? Para algunos continentes (Europa y Norteamérica), los niños y niñas van a ser el futuro petróleo.

Pedro Marín Usón. ZARAGOZA

Noches de altas temperaturas

Vi el 31 de agosto un artículo publicado sobre las noches tórridas (la temperatura no baja de 20°C) en el aeropuerto de Zaragoza, que muestra que el número de esas noches ha crecido espectacularmente, pasando de menos de diez en los años sesenta a 35 y 40. Son datos a los que no puede hacerse ninguna objeción y que tienen una significación extraordinaria. Dicho esto, quiero señalar lo absurdo que resulta calificar como ‘noche tórrida’ aquella cuya temperatura no baja de 20°C, cuando la mayoría de los científicos sitúan la temperatura de confort entre los 21°C y los 26°C. Además, el dato de temperatura deber ser acompañado con el valor de la humedad, ya que el aumento de la humedad relativa hace que la sensación térmica sea más elevada. No es lo mismo 22°C en Zaragoza que en Barcelona. El término ‘tórrida’ está fuera de lugar; de no ser así, debería aplicarse también para la temperatura que existe en centros oficiales y comercios a los que se les ordena que la climatización se sitúe en 27°C; la legislación nos obliga a ‘disfrutar’ de habitáculos tórridos. Volviendo a los datos del aeropuerto, es evidente el cambio que la temperatura nocturna ha experimentado. Una visión simplista, pero muy aceptada, lo justificaría como consecuencia del cambio climático. Pero nadie consideraría los cambios de uso del territorio que se han producido en el entorno del aeropuerto, que han llevado a un aumento espectacular de las partículas en el aire. Informes técnicos señalan que las partículas sólidas, especialmente las de color negro, absorben la radiación solar e infrarroja con el consiguiente aumento de la temperatura. Los impulsores del calentamiento global no son solo los gases de efecto invernadero, sino también otros contaminantes como las partículas en suspensión. Para el caso del aeropuerto de Zaragoza, aparte del calentamiento global, existe un efecto local-regional ligado a los cambios de la actividad humana en su entorno, incluida la ciudad de Zaragoza, especialmente relevante en dificultar el enfriamiento nocturno.

José Ángel Sánchez Navarro, profesor de Hidrogeología de la Facultad de Ciencias de Unizar. ZARAGOZA

¡Viva el Vive Latino!

Existen momentos inolvidables en la vida de toda persona, y la primera edición del Vive Latino en nuestro país ya es uno de ellos. Para los amantes de la Música, con mayúscula, ha sido un sueño hecho realidad, sobre todo para los zaragozanos y zaragozanas que conocemos el potencial de nuestra ciudad para acoger e incluir la diversidad, venga de donde venga; que amamos el tesoro natural que encierra a su paso nuestro querido Ebro, deseando ofrecerlo al mundo para compartirlo, como así ha sido. En una jornada inolvidable de intercambio cultural a través de la música y el arte, a través de la mezcla de sabores y olores, de acentos y sonrisas, se han regalado palabras de agradecimiento y aplausos de corazón a todos los artistas, trabajadoras y trabajadores que han hecho posible este encuentro tan esperado. El escenario de la Expo 2008 ha sido el mejor de los escenarios posibles en nuestra ciudad, acompañado de un tiempo espectacular, que ha aliviado, con el suave viento de la noche, el sofocante calor diurno. El ambiente vivido en el festival ha sido, en palabras de Leiva, de respeto y cariño, palabras que comparto rotundamente y que agradezco, igual que él, su trascendencia en una jornada de convivencia que estuvo a la altura del evento. Si México me lo permite, aquí se ha plantado la semilla del Foro Luna para próximas ediciones. Ojalá vuelva para quedarse, aún si cabe con más gente y más respeto.

María José Delgado Pinilla. ZARAGOZA

Do you speak English?

"Profe, ¿por qué tengo que aprender inglés y francés? ¡Que espabilen los guiris con el español!". "¡Mis padres no saben inglés y tienen trabajo igualmente!". Estas son las frases que oigo cada septiembre en el aula, en un país donde los profesores de idiomas nos dejamos la piel para que no haya distinciones entre la primera y segunda lengua, donde sudamos gotas de sangre para entender y aplicar las leyes sinsentido que van cambiando en educación cada vez que cambian ‘los de arriba’ como si de un juego se tratase. Somos el hazmerreír de Europa en cuanto a lenguas extranjeras. Y lo peor es que, lejos de sentirnos avergonzados, nos hace gracia. El futuro de nuestros chavales está en juego y nosotros, cada vez más lejos de aplicar leyes que favorezcan el plurilingüismo y la interculturalidad y más cerca de educar bajo la única ley que nunca cambia: la del mínimo esfuerzo.

Verónica Híjar Soteras. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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