Aragón y Navarra
El tradicional homenaje a los reyes de Aragón y de Pamplona, que se celebra todos los años en el monasterio viejo de San Juan de la Peña, sirvió ayer para que el presidente de Aragón y la presidenta de Navarra subrayasen y renovasen los lazos que unen a las dos comunidades y que son la base de una estrecha colaboración.
En un Estado descentralizado, como es España, la cooperación entre las autonomías, especialmente las vecinas, es un aspecto fundamental para el desarrollo económico y el bienestar de los ciudadanos.
La participación de los presidentes María Chivite y Javier Lambán en la ceremonia que organiza la Real Hermandad de Damas y Caballeros de San Juan de la Peña va más allá de lo simbólico y permite hacer visible y reforzar la voluntad política de mantener una intensa colaboración entre dos regiones vecinas. Navarra y Aragón están hermanadas por la historia, con una decisiva contribución de ambas a la formación de España, por el territorio que ocupan, entre el Pirineo y la ribera del Ebro, y por formar parte de uno de los principales ejes de desarrollo económico y de relación humana en nuestro país. Los gobiernos de ambas comunidades firmaron, ya en 2009, un protocolo que permite, entre otros aspectos, garantizar la asistencia sanitaria en las zonas limítrofes y establecer acuerdos en cuestiones culturales. El documento, que se sustenta en la lealtad mutua y destaca los intereses comunes, ha dado lugar a una relación fructífera entre las dos Administraciones y fue renovado el año pasado. Aunque no esté formalizada en la Constitución, la cooperación entre las comunidades autónomas es imprescindible para promover la actividad económica y proveer con eficacia los servicios que demandan los ciudadanos. En estos momentos, la relación institucional entre Aragón y Navarra proporciona un buen ejemplo de esa realidad.
