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  • EDITORIAL

La candidatura estaba viciada en origen

El presidente del COE, Alejandro Blanco.
El presidente del COE, Alejandro Blanco.
Enrique Cidoncha / HERALDO

El proyecto de candidatura olímpica de los Pirineos para el año 2030 estuvo viciado desde el primer momento por el designio de la Generalitat de convertirlo en una plataforma de promoción del independentismo.

Un propósito que el COE no quiso frenar y que convertía la participación de Aragón en un ‘peaje’ que Cataluña aceptaba para no hacer demasiado evidente el sentido de la operación. Las revelaciones que se produjeron ayer vindican la actitud del Gobierno de Aragón y de su presidente.

El informe de la Guardia Civil que se ha conocido, elaborado en el curso de una investigación judicial sobre los tejemanejes económicos del independentismo, muestra que el Comité Olímpico Español estaba negociando con Cataluña, sobre la pretendida candidatura conjunta, a espaldas de Aragón y mucho antes de que comenzasen los contactos oficiales. Y que, desde un principio, el propósito de la Generalitat era que el proyecto olímpico sirviese a la promoción de sus postulados soberanistas.

La reunión de noviembre de 2019 entre el secretario general de Deportes de la Generalitat, el presidente de la Diputación de Gerona, el presidente del COE y Artur Mas deja claro -incluso con expresiones groseras- que no se estaba actuando de buena fe, sino que los reunidos daban por descontado que Aragón aceptaría desempeñar un papel completamente secundario y casi de ‘tapadera’ de los propósitos propagandísticos del secesionismo.

Se ha acusado machaconamente al Gobierno de Aragón y a su presidente de hacer fracasar la candidatura olímpica. Pero ahora queda patente la injusticia de ese reproche. Lo que hizo Javier Lambán fue mantener la lealtad a un proyecto que debía ser de Estado, de España. Señala Lambán, en la entrevista que hoy publica HERALDO, que «todo fue una farsa». Lo que ayer se supo y lo que se intuye demuestra que tiene razón, ni la Generalitat ni el COE tuvieron nunca la intención de plantear una candidatura equilibrada que conjugase los intereses de las dos Comunidades, sino que se trataba de organizar unos ‘Juegos catalanes’ disimulados con el acompañamiento aragonés.

El Gobierno de Pedro Sánchez tendría que rendir cuentas de lo ocurrido, y no eludir su responsabilidad como hizo ayer el ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta. Y el presidente del COE debe también una explicación de su comportamiento más allá de desmentir que recibiese el dinero al que se alude en el informe policial. En todo caso, ya es difícil negar que si la candidatura fracasó fue por el planteamiento exclusivista que, con el beneplácito del COE, le imprimió la Generalitat. Lo que no podía hacer el Gobierno de Aragón era aceptar lo inaceptable.

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