Acierten: hagan lo contrario

Acierten: hagan lo contrario
Acierten: hagan lo contrario
Lola García

Se contaba desde antiguo, y ya estaba el suceso en escritos del siglo XVIII, que fue un prócer de visita a Colmenar el Viejo -así lo llamaban antes-, que dista siete u ocho leguas de Madrid, para ciertas pesquisas oficiales. 

El lugar no excedía entonces de veinte familias, por lo que le fue posible examinar a todo el censo. Y fue la cosa que a modo de respuestas a sus cuestiones le espetaron una larga sarta de mentiras. Aturdido el personaje, y santiguándose, le dijo al alcalde: "¡Jesús! ¡Jesús! ¡Pero si aquí se miente tanto como en Madrid!". A lo que replicóle el munícipe: "Perdóneme su mercé, que aunque en Colmenar se miente todo lo pusibre, en Madrí se miente mucho más… porque hay más que mientan, que no en este pueblo". De provincias a Madrid hay que ir ya mentido.

Ausencia de la presencia

La vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz Pérez aclaraba, el 31 de mayo, por qué no había asistido a la reunión de mandatarios de la OTAN. Estos han venido a Madrid a modo de homenaje a España, porque se han cumplido cuarenta años de su ingreso en la organización. Hecho plebiscitado en su momento y del que no puede decirse que los españoles tengan que arrepentirse. Entre otras cosas, por el efecto modernizador que ese vínculo ha ido ejerciendo –hoy ya no es perceptible– en las Fuerzas Armadas.

La señora Díaz Pérez no acudió y un periodista mortificador le preguntó por qué, al día siguiente. Pudo responder, por ejemplo: "Porque tenía una cita médica". Pero dijo esto otro: "Tuve que practicarme unas pruebas médicas y este es el motivo por el que ausenté mi presencia"; no es sencillo encontrar frase más rebuscada y boba que esta o hallar un parangón adecuado para el sintagma ‘ausentar la presencia’. Que, en todo caso, podría significar que uno ha estado presente y luego se ha ausentado, salvo que esconda algún matiz o concepto heideggeriano, algún ‘Dasein’; en cuyo caso presento ya mis disculpas por minusvaloración de la señora Díaz Pérez.

La política en democracia tiene siempre visibles dosis de engañosa trapacería, lo cual es menos peligroso y temible que el predominio de la necedad y la incompetencia

Bendodo y Olona

En fechas poco anteriores, el nuevo número tres del Partido Popular ‘renovado’, el malagueño sefardí Elías Bendodo Benasayag, había dicho que "España es un estado plurinacional" y, al poco, ha venido a añadir que no sabía muy bien lo que decía. No cabe más tontería en una cabeza conservadora que quiere gobernar el país. A menos que, llevado de ensoñaciones, se haya creído por un instante que es Herrero y Rodríguez de Miñón, inolvidable Premio Sabino Arana por andar esos mismos caminos (los del conservadurismo rancio amante de las Españas polifractas).

A lo de Bendodo, con exceso propio de sus modales políticos, ha repuesto la lideresa alicantina de Vox, Macarena Olona Choclán: "El PP antes compraba las ideas al PSOE. Ahora se las compra al separatismo racista". Nada menos. Va muy sobrada la candidata por Salobreña, lugar donde se ha empadronado hace nada y donde no parece que haya residido jamás. Lo que acaso sea legal, pero es mendaz por completo.

Un clásico

Y, para concluir, un clásico, que nunca sobra, y al que no quito una tilde.

Es así: "Óyeme esta erudicioncilla. Leíla no sé dónde, y no es negocio de perder ahora dos o tres horas de tiempo en buscar el autor para darle la cita. Haz cuenta que lo dice Plutarco, o cualquiera otro autor de los tantos con quien tengas más devoción. Había en Atenas un célebre músico (sin duda que debía ser maestro de capilla), de cuyo nombre tampoco me acuerdo. Llámale Pitágoras, si te pareciere que es cuestión de nombre. Este, para enseñar la música a sus discípulos según todos sus modos diferentes, dorio, lidio, mixtilidio, frigio, subfrigio, eolio, ¿qué hacía? Juntaba cuidadosamente las voces más desentonadas, más ásperas, más carraspeñas, más becerriles y más descompuestas de toda la república. Hacíalas cantar en presencia de sus escolares, encargando mucho a estos que observasen cuidadosamente el chirrión desapacible de las unas, el taladrante chillido de las otras, el insufrible desentono de éstas y los intolerables galopeos, brincos, corcovos y corvetas de las otras. Vuelto después a sus discípulos, les decía con mucho cariño y apacibilidad: ‘Hijos, en haciendo todo lo contrario de lo que hacen éstos, cantaréis divinamente’".

Aplíquese esta receta del jesuita José Francisco de Isla, prescrita en 1758 y que, ignórase por qué, no es de mayor aplicación en la España de este tiempo, incluido muy principalmente el ilustre Principado catalán, cuyos dirigentes lo mismo ocupan el Aneto que seducen al jefe del COE. ¿No se da cuenta de lo que buscan? Repetir el pujolista ‘Catalonia is not Spain’ y abuchear al himno de España cuando suene. Y eso que lo tienen avisado: ‘Ho tornarem a fer’. Para mí que Javier Lambán lo ha visto claro.

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