En Casetas, hace unos días se fulminó la latente (y triste) anormalidad de tener una banda que se dedicaba a atracar al pequeño comercio a base de alcantarillazos que destrozaban cristaleras para acceder por la noche a robar lo que pudieran. 

Incluso tuvieron cierta incursión navaja en mano para tratar de amedrentar a algún comerciante a plena luz del día. Una situación que tuvo su final cuando la Guardia Civil desarticuló a este grupúsculo: ocho detenidos a los que ahora la Justicia deberá cortar las alas para que dejen de hundir a un colectivo, el del pequeño comercio, que en todos los lugares y también en barrios de trabajadores como Casetas, agoniza y a duras penas sobrevive.

El problema es el subtexto que acompaña a estos hechos, y que ya denunciaron a HERALDO desde la Asociación de Comercio y Servicios del barrio: la falta de seguridad ciudadana que reina por las noches en Casetas, que, como barrio rural, se ve sometido a una vergonzosa cobertura de Policía Local en horario nocturno. Circunstancia que por cierto se observa no solo en hechos tan graves como los antes descritos sino en otros muchos, pequeños, que denotan el abandono policial que padecen estos barrios por parte del Ayuntamiento de Zaragoza. Por ejemplo, cuando en verano la travesía que cruza el barrio se convierte en una suerte de Motorland cutre donde algunos personajes se dedican a pasar con los coches haciendo un ruido tan penoso como molesto. Yo supongo que el asunto va de presumir de coche en una mezcla rara de velocidad, gasolina y testosterona, pero la cosa les juro que es bastante ridícula porque además al ser la vía completamente recta, a la quinta vez que pasan, más allá de interrumpir las conversaciones de las terrazas, empieza uno a dudar de si se habrán perdido.

Sin querer transmitir la idea de que Casetas poco menos que necesita un Estado policial, lo que parece claro es que el barrio (el nuestro y el resto de barrios rurales) necesita una mayor colaboración para garantizar aquello de la convivencia y la seguridad, quizá la mejor lectura que se puede hacer de eso que se bautizó como las fuerzas y cuerpos de seguridad. Hasta donde sé, los caseteros y caseteras pagan impuestos; lo suyo es que tras apoquinar lo debido, gocemos de los mismos servicios que los intramuros capitalinos.