La incidencia de la covid-19 en Aragón se ha disparado en el último mes entre los mayores de 60 años, la franja de edad en la que se encuentran las personas más vulnerables. Los niveles alcanzados por el conjunto de la población recuerdan peligrosamente a los prolegómenos de otras olas. Por si acaso, como proponen los especialistas, hay que plantearse ya la necesidad de vacunar con una cuarta dosis a los mayores. Aunque con el final del uso obligatorio de las mascarillas, el símbolo más visible de la protección contra la enfermedad, se ha dado un paso hacia la normalidad, no cabe echar las campanas al vuelo. Con la vigilancia del virus, como se ha demostrado, nunca hay que bajar la guardia.

El final del uso obligatorio de las mascarillas en interiores, en vigor desde hace una semana con algunas excepciones en espacios determinados, ha generado cierta sensación de que la pandemia ha quedado atrás. Nada más lejos de la realidad. De hecho, el incremento de contagios observado en los últimos días es notable. No obstante, el elevado grado de vacunación que se ha alcanzado supone un nivel de protección muy alto, tanto en la fase actual como de cara al futuro. De cualquier modo, el uso responsable de las mascarillas en función de los riesgos es un factor fundamental que hay que seguir teniendo muy presente.

La drástica reducción de la realización de pruebas de detección hace que las autoridades sanitarias estén reaccionando con pocos datos sobre los nuevos patrones en la evolución de la enfermedad. Por ello, deben extremar la alerta ante la posibilidad, no descartable, de otra ola o de nuevas mutaciones o variantes del coronavirus. En ese caso habría que replantear el uso de la mascarilla o medidas restrictivas. Mientras tanto, es necesario cuidar mucho la correcta ventilación de los espacios interiores.