Objetivo 16
En marzo, se cumplieron veinte años de la destrucción de los budas de Bamiyán (en Afganistán) por los talibanes.
Para este movimiento integrista musulmán, las monumentales estatuas de Buda eran consideradas como un símbolo de la civilización occidental. La Unesco, por su parte, las había calificado como "la expresión más monumental del budismo occidental". Su destrucción impactó con fuerza en las conciencias de la opinión pública internacional. Otros casos posteriores vinieron a mostrar la inoperancia del derecho internacional y la necesidad de reforzar su protección. La Resolución 2347 (2017) del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es un ejemplo del esfuerzo por reconocer que el patrimonio cultural es parte esencial del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales. Resulta curioso, no obstante, que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) no incluyan un objetivo específico sobre la cultura ni el patrimonio cultural. Si profundizamos, empero, en el ODS 16 y sus metas, amén de otros, identificamos un reconocimiento implícito de la cultura y de las expresiones culturales. Sin duda, el Objetivo 16 anuda el acceso a la justicia con la protección del patrimonio cultural. Al final, la protección del patrimonio cultural es un factor más en los procesos de reconciliación con el fin de alcanzar sociedades justas, pacíficas e inclusivas (ODS 16) como quedó reconocido por los jueces de la Corte Penal Internacional en los casos Al Mahdi (2016) y Ntaganda (2021).
