jefa de Información municipal de Zaragoza en HERALDO DE ARAGÓN

Descentrados

Palacio de la Aljafería de Zaragoza.
Palacio de la Aljafería de Zaragoza.
Guillermo Mestre

El centro político aragonés languidece. Esperpénticos congresos y motines con renuncias solo a medias condicionan la viabilidad de partidos bisagra que, de ser el clavico del abanico, pueden pasar a la más absoluta irrelevancia. Y no conviene, en este contexto político tan fragmentado y polarizado, que se avance hacia la descomposición de formaciones moderadas cuyo concurso puede bloquear la presencia de los extremismos en los gobiernos.

Es imposible salir del pozo cuando se pasea en mocasines por caminos enfangados saltando de charco en charco. Y girando la cara ante cualquier problema como si, al ignorarlo, se acabara difuminando. No desaparecerá. Muchos granos de arena conforman una montaña que es capaz de arrollar hasta el proyecto más consolidado.

Mientras el centro político se desvanece, desde la derecha y la izquierda se dan tímidos y firmes pasos hacia la moderación para captar a un electorado huérfano que suele tener la llave de la victoria en sus manos. No es baladí que socialistas y populares cerraran sus multitudinarios congresos cosiendo cicatrices y exhibiendo unidad.

Mientras el bipartidismo se modera, el centro estalla y sus jefes siguen. Se celebran cónclaves perversos donde se paran votaciones y se pide a gritos la presencia de la Guardia Civil para que certifique, quizá, que el partido está roto. Y se ejecutan ‘vendettas’ en las que se torpedea, desde dentro, al líder del partido para evitar que saque rédito electoral de su máximo rival, el PAR, cuando está herido. Descentrados, en ambos casos, de sus objetivos.

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