Por
  • Pablo Guerrero Vázquez

¡Es la polarización!

El hemiciclo del Congreso de los Diputados.
'¡Es la polarización!'
Fernando Villar / Efe

A finales de septiembre se celebraron elecciones en Alemania

Y menos de un mes después, tres formaciones políticas ya han acordado conformar un Gobierno de coalición. ¿Hay quien imagine algo semejante en España? Al menos a nivel estatal es impensable, vista la celeridad con la que los alemanes han llevado a cabo las negociaciones. España ha atravesado en el último lustro una severa crisis de gobernabilidad, que se evidencia con las dos repeticiones electorales y, en consecuencia, los prolongados periodos en los que el Gobierno estuvo en funciones.

No son pocos los que han considerado que esta crisis viene provocada por al cambio radical sufrido en el sistema de partidos a partir de 2015, que comportó el paso de un bipartidismo imperfecto a un multipartidismo con cuatro, y hasta cinco, formaciones nacionales con representación significativa en el Congreso. Sin embargo, la fragmentación parlamentaria no comporta, ‘per se’, una crisis de gobernabilidad.

La experiencia alemana, a la que apuntábamos, es muy significativa. Pero mucho más cerca tenemos otro caso: nuestras comunidades autónomas que, con un sistema de investidura sustancialmente idéntico al contemplado a nivel estatal, han logrado la conformación de gobiernos estables y plurales. Aragón es un buen ejemplo. La atomización parlamentaria desemboca en una crisis de gobernabilidad cuando la polarización impide cualquier atisbo de transacción. El problema no es tener un Parlamento más plural, ¡son unos políticos crispados!

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