Por
  • Fernando Sanmartín

Sonidos

'Sonidos'
'Sonidos'
Pixabay

Un poco de ruido es necesario. 

Salvo que seamos ascetas o místicos. Hace ruido un tranvía. Y una avispa en el coche. Hacen ruido el tendedor de la ropa y una lavadora cuando centrifuga. Hacen ruido los cocineros con estrella Michelín. Y los chicos de Vox, que a veces se parecen a Manolo el del Bombo.

También hace ruido la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a la que vi muy cerca en la Feria del Libro, dentro del Retiro, rodeada de sus lanceros bengalíes, mientras madres maduras y hermosas querían que sus hijos pequeños se fotografiaran con ella, a lo que accedía enseguida mostrando una sonrisa; madres que después mandarán esa imagen a la abuela, al primo de Sanlúcar o a la amiga que también tiene su foto con José María Aznar.

Junto a todo eso todavía hacen ruido la Guerra Civil, el nombre de algunas calles, el aire acondicionado de lo que fue la Transición política y los camiones de la basura que no recogen todo lo que deberían llevarse.

Hace ruido el anciano solitario al que veo, con un tacatá, por la plaza de san Francisco, cerca de la estatua de Fernando el Católico, que acelera su lentitud porque ha comenzado a llover. Hace ruido el cobrador del Frac al que vi un día lejano por una calle desconocida para mí, y su presencia fue como el vaso de vidrio cuando cae al suelo.

Quien ya no hace ruido es Afganistán. Y tampoco Libia. Son silencios que me incomodan. Son el silencio de la partida de ajedrez que ya se ha jugado y sabemos, sí, quién es el perdedor.

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