Justo cuando está a punto de cumplir el 13º aniversario de la quiebra de Lehman Brothers, se ha conocido un informe que demuestra que los grandes bancos europeos logran cada año unos 20.000 millones de euros en beneficios en paraísos fiscales y territorios de baja tributación. 

Según un estudio del centro EU TAX Observatory, los datos sugieren que están trasladando las ganancias desde dónde realmente se realizan hasta países con impuestos más bajos para aligerar su factura fiscal.

En 2008, los líderes mundiales hicieron pomposas proclamas en contra de las malas prácticas financieras: "Debemos refundar el capitalismo", exclamó el presidente Sarkozy. Pero la presencia de estos bancos en paraísos fiscales se ha mantenido estable. De nada sirve que la UE les haya obligado a proporcionar más información y que el tema esté presente en el debate público. Las guaridas fiscales no han desaparecido ni siquiera dentro de la UE, donde destacan Irlanda, Luxemburgo y Malta. En el informe figuran también territorios dependientes de países europeos como el Reino Unido (Guernsey, Gibraltar, Isla de Man, Jersey) y quedan fuera de este análisis jurisdicciones como Países Bajos, que suelen aparecer en otros trabajos académicos.

Un buen método para recortar los impuestos a los ciudadanos y a las empresas es que todos paguemos según marque la ley. En este sentido, la UE debe activar una acción radical contra la evasión fiscal. No es admisible que los tiburones financieros mantengan su influencia global mientras se ahogan, uno tras otro, los políticos que prometieron y prometen cambios para evitar que nuevas crisis económicas vuelvan a empobrecer y llevar al paro a millones de personas.