Epiménides y el Dr. Sánchez

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez
EFE

Se cuenta que, en el siglo VI a. C., el cretense Epiménides decía: "Todos los cretenses son unos mentirosos"

La ofensiva afirmación de Epiménides aludía a cualquier nativo de la isla, sin distinciones, incluido él mismo. ¿Decía la verdad?

Puesto que Epiménides era cretense, lo que decía tenía que ser mentira, luego era falso que todo cretense fuese mentiroso. Este enredoso problema, al que se llama ‘paradoja de Epiménides’, puede análogamente aplicarse al Dr. Sánchez, que preside el Gobierno con el apoyo de los partidos que acusan a España de despotismo neocolonial y de enemiga de catalanes y vascos. El Dr. Sánchez, cual cretense de Epiménides, es un político que miente sin descanso.

Dijo en su día ser autor de su tesis doctoral, lo cual es un caso típico de media verdad.

A partir de su fiasco electoral (120 diputados sobre su expectativa de 140), su afición por embaucar se convirtió en pulsión y ocultó sus convenios contra natura ‘sotto voce’ pactados con las fuerzas políticas –minoritarias todas– que proclaman su repudio a España como estado, desde el partido posetarra hasta el del golpista fugado a Waterloo.

Más recientemente, el Dr. Sánchez proclamaba que Puigdemont, Junqueras, Forcadell y su compaña penal –condenados todos por lo que hicieron, no por lo que dijeron– habían incurrido en delito de rebelión ‘claro’.

Al poco, dijo que era obvia la necesidad de que los sediciosos malversadores cumpliesen con las penas impuestas por el Tribunal Supremo de forma íntegra, lo que, automáticamente, excluía cualquier tipo de medida de gracia: "El acatamiento significa cumplimiento. Reitero: significa su íntegro cumplimiento" (14 de octubre de 2019). Falso.

Aclaró que el debate sobre los indultos "no estaba sobre la mesa" porque "ni siquiera los independentistas lo quieren". Falso.

Añadió, otro día, que no habría "nunca más indultos por motivos políticos. Y les digo a los líderes independentistas que ‘nunca’ significa nunca. Siento vergüenza de que un político indulte a otro, no tiene ningún sentido". Falso.

También aseguró que no gobernaría con Iglesias, para poder dormir en paz. Falso.

Si bien el ministro Duque ha declarado estar al tanto del morbo viral al menos desde el 2 de febrero, día en que ordenó dar a los investigadores Dejuanes y García Sastre "las máximas facilidades y los medios necesarios", el Dr. Sánchez dijo que tuvo conocimiento de la covid sólo a finales de ese mes. Falso.

Los reos de sedición y malversación perdonados por el Dr. Sánchez han respondido con un mitin estridente y desafiante, a las puertas mismas del presidio, voceando públicamente que mantienen su empeño. El ‘reencuentro’ predicho por el Dr. Sánchez ya está resultando falso.

Si era falso decir que los antiguos cretenses mentían siempre y cada vez que hablaban, está por ver que el Dr. Sánchez diga la verdad
alguna vez

No hay cretense que lo supere

Las reglas de la lógica aseguran que la de Epiménides es una falsa paradoja, pues no es admisible iniciar una argumentación por una proposición poco definida. Hay que partir de lo indiscutible, de lo probado. Que los cretenses sean mentirosos no significa que todos mientan todo el tiempo y sin excepción, lo cual no solo es improbable, sino imposible y, además, comprobable. Por eso será falso afirmar que todos los cretenses del tiempo de Epiménides mentían siempre y cada vez que hablaban. La habilidad sofística está en colar gato (mentiroso compulsivo) por liebre (mentiroso, sin más). Decir de vez en cuando una mentira, o una mentirijilla, o una de las llamadas mentiras ‘piadosas’ –las que se dicen con voluntad de evitar un daño a un tercero y sin otra intención– es, sin duda, mentir, pero no necesariamente ser un mentiroso, esto es, alguien que miente mucho; y, menos aún, que miente cada vez que habla.

Consta que el Dr. Sánchez no es cretense. También consta que hay abundante plagio –una mezcla de mentira y hurto– en su tesis doctoral. Una de las pruebas es risible y espectacular, aunque casi imperceptible, pues está agazapada en una nota al pie (p. 341) y en la bibliografía final; que aparezca dos veces descarta que se trate de una errata. Es el caso que el Dr. Sánchez remite al autor Voir M. Granovetter. Que no existe. Se llama Mark Granovetter y eso de ‘Voir’ prueba que el copia y pega se hizo de un original en francés, lengua en la que ‘voir’ significa ‘ver’ (referido, aquí, a la obra de Granovetter). Muy zafio.

No se trata de los indultos, de la gestión de la pandemia o de sus pactos bajo mano. Ni siquiera de su discutible acción de gobierno, que quizá tenga algo aprovechable en algún recodo de la legislatura. Ya se verá. Lo mollar es que el Dr. Sánchez ha probado su primacía sobre los antiguos cretenses. No se sabe si es que miente cuando habla o si es que habla mientras miente. No se puede confiar en lo que dice. Ni sobre la concordia, ni sobre 2050, ni sobre el tiempo que hace o la hora que es. Qué figura.

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