Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

El día del gran engaño

Opinión
'El día del gran engaño'
Krisis'21

El 6 de junio de 1944 fue el día del gran engaño. 

La presencia de un ejército ‘fantasma’, formado por tanques de caucho y aviones de cartón piedra, en los alrededores de Dover y la acción de agentes dobles (incluido el español Juan Pujol, ‘Garbo’) convencieron a los nazis de que el desembarco aliado en Europa tendría lugar en Calais, dejando así desguarnecidas las costas de Normandía. Británicos y estadounidenses buscaron el factor sorpresa y para ello erigieron una grandiosa maniobra de despiste que respondió al nombre de ‘operación Fortaleza’.

Los aliados vencieron a Hitler porque le engañaron en Normandía, del mismo modo que el líder del Tercer Reich embaucó a Chamberlain y Daladier cuando les prometió que mantendría la paz si Francia e Inglaterra le entregaban el territorio de los Sudetes (Checoslovaquia). En realidad, la mentira ha sido siempre la principal herramienta del estratega. Lo enseñaba ya Sun Tzu (siglos VI-V a. C.) en su influyente tratado ‘El arte de la guerra’ y lo corroboraba Maquiavelo cuando escribió que "la política es el arte de engañar".

El pasado lunes, un día después de que se cumpliese el septuagésimo séptimo aniversario del Día D y de uno de los mayores engaños que la Historia tiene acreditados, Oriol Junqueras también dio la sorpresa, al anunciar que ahora cuestiona la vía unilateral hacia la independencia, esa que él mismo y Puigdemont impulsaron en el otoño de 2017 en un cúmulo de actos ilegales y de abierto desafío al Estado.

El pasaje de la Ilíada homérica dedicado al ‘caballo de Troya’ es eterno. No solo en la literatura, sino también en la política

A la luz de la trayectoria del líder de ERC y de cómo violó flagrantemente la ley, a pesar de las repetidas advertencias de los jueces, hay que interpretar que la ‘operación Junqueras’ tiene el mismo objetivo que tuvo la célebre ‘operación Fortaleza’: engañar al adversario. El su libro ‘Tornarem a vèncer’, publicado hace menos de un año, considera "muy probable" tener que llamar a la "desobediencia civil" y a la "movilización constante" para imponer la secesión.

Junqueras, como hicieron Artur Mas y sus sucesores en la Generalitat, solo aspira a conservar el poder para él y los suyos. Pretende momificar el ‘procés’ para recrear el espejismo de que sigue vivo, aunque está muerto. Después de tantos esfuerzos para echar a Jordi Pujol y sus herederos, ahora están dispuestos a todo para seguir en el puente de mando. Han demostrado que saben manejar los discursos y las emociones. Desde hace una década, han recreado sin desmayo un mundo paralelo lleno de falsedades y eufemismos que, en realidad, solo son armas de manipulación masiva: desde el "España nos roba" a la "revolución de las sonrisas".

Con el ‘procés’ en vía muerta, con la Generalitat desprestigiada como nunca y con los líderes soberanistas en la cárcel o huidos, Junqueras dice que renuncia al unilateralismo. Pero no lo hace porque se arrepienta ni porque acepte la Constitución, lo hace porque no es "viable ni deseable en la medida en que nos aleja del objetivo". No es viable en este momento, dan a entender sus palabras. Es decir, que cuando sea posible volverá a saltarse las leyes.

Una y otra vez, los gobernantes imprudentes aceptan regalos envenenados porque se consideran más listos que sus adversarios

Pedro Sánchez quiere seguirle el juego. Uno y otro se necesitan. El líder del PSOE no podrá continuar en la Moncloa sin los votos del independentismo. Además, aspira a ser el artífice de la reconciliación de los catalanes. Por eso promete indultos y pone ‘mesas de diálogo’. La cúpula de ERC pretende ganar tiempo sea como sea porque, según Junqueras, "necesitamos ser más; una mayoría incontestable, plural y transversal". No obstante, por encima de las necesidades de la Moncloa y de Esquerra están las de la sociedad española. Aunque se puede hablar de todo, no se puede negociar con los derechos de unos ciudadanos para beneficiar a otros. Los derechos de los territorios no están por encima de la igualdad de las personas.

El 6 de junio de 1944 fue el día del gran engaño. El 7 de junio de 2021 puede ser el día en que Junqueras engañó a Pedro Sánchez o en el que el presidente del Gobierno se dejó engañar. Por si acaso, al valorar el giro de ERC debería recordar la vieja sentencia de Baltasar Gracián: "No obrar siempre igual. Así se confunde a los demás, especialmente si son competidores". 

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