Por
  • Eva Cosculluela

Manirrotos

La colada suele precisar un toque de plancha antes de guardar la ropa en el armario.
'Manirrotos'
Freepik

Supongo que cuando nuestros políticos nos aconsejan poner la lavadora a partir de las doce de la noche para ahorrar, no querrán que quienes se acuesten a las tantas para hacer la colada sean la neurocirujana que al día siguiente tiene que operarlos a primera hora o el chófer que los llevará a otra ciudad. 

Los querrán descansados, igual que ellos querrán estarlo por la mañana para tomar decisiones sensatas y no haber pasado la noche sin pegar ojo escuchando el centrifugado del cuarto y el lavavajillas del sexto.

Nadie podría vivir sin luz eléctrica hoy. Es esencial para la vida. Que el Gobierno permita a las eléctricas una subida abusiva y deje al ciudadano indefenso, en una época de gran incertidumbre en la que la pandemia ha mandado al ERTE (en el mejor de los casos) a muchos trabajadores, padres de familia, y ha obligado a muchos autónomos a cerrar sus negocios, me indigna.

Me indigna la desprotección que siento como ciudadana: quien tiene que velar por nuestros derechos no sólo no lo hace, sino que permite y ampara este abuso. Pero aún me indignan más las soluciones creativas que propone el Gobierno para esquivar toda responsabilidad: planche usted por la noche si no quiere ser manirroto. Qué bonito: la culpa es suya, ciudadano, si gasta más de la cuenta. Quienes teletrabajamos vemos difícil no consumir electricidad en las horas en las que el resto del mundo hace vida normal. Al final, va a ser más cierto que nunca aquello que decía Antonio Gamero: «Como fuera de casa, en ningún ‘lao’».

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