Desertar del gobierno

Illa valora resultasdos electorales
'Desertar del gobierno'
Toni Albir

Hasta hace poco, las figuras políticas progresaban de lo local a lo estatal. 

La vía inversa solía obedecer a una retirada forzosa del escenario nacional, en beneficio de ámbitos más limitados, como Manuel Fraga en Galicia, o Juan Alberto Belloch en Zaragoza. Más dudosa, en cambio, es la utilidad de convertir el Senado y la Unión Europea en destinos de viejas glorias, práctica que habla del escaso peso político de estas instituciones y que es particularmente disfuncional en el caso de la segunda, dado su poder económico y regulador.

De todas formas, incluso asumiendo que alguien prefiera dejar de ser ministro, para presidir una autonomía, me produjo estupor que, en plena pandemia y con el sistema sanitario al borde del colapso, por pura estrategia electoral, se cesara al ministro de Sanidad, a fin de que concurriera a unas elecciones autonómicas. Y todavía me dejó más atónito que dicho exministro a la fuga fuera a la postre el candidato más votado, logrando que su partido casi duplicara los escaños que tenía, volviendo a ser el más apoyado en Cataluña, aunque no lo bastante para gobernar.

Según se ve, irse del gobierno de España es tendencia asentada. El siguiente en seguirla ha sido el vicepresidente y ministro de Derechos Sociales, ante una crisis socioeconómica de alcance mundial. Y la razón, de nuevo, ser cabeza de cartel en unos comicios autonómicos, convocados, por cierto, de modo oportunista, por alguien que sí pretende saltar del escenario local al nacional. En condiciones normales, uno confiaría en que el electorado pusiera a cada cual en su sitio.

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