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  • Heraldo de Aragón

Un año después, la lucha continúa

Atención a un enfermo de covid-19 en la uci de un hospital.
Atención a un enfermo de covid-19 en la uci de un hospital.
Pedro Puente Hoyos / Efe

Al cumplirse un año del primer estado de alarma en la pandemia, el balance para la sociedad española es, por un lado, dramático, en primer lugar por la pérdida de vidas humanas. Pero, al mismo tiempo, conviene valorar los aspectos positivos que ha tenido una reacción colectiva que, aun con muchos desaciertos, ha sabido adaptarse y hacer frente a un tiempo de extrema dificultad.

Esos 3.881 fallecimientos que se han registrado en Aragón por encima de la cifra del año anterior, o los más de 72.000 que suma el balance oficial de la covid para el conjunto de España suponen el dato más trágico del año transcurrido desde que el Gobierno, con demasiado retraso, decidió medidas drásticas ante la pandemia y declaró el primer estado de alarma. Pero junto a las muertes y el sufrimiento de enfermos y familiares, junto a la saturación en algunos momentos del sistema sanitario, hay que sumar al demoledor balance de este periodo las enormes pérdidas económicas registradas, las brechas sociales que se han reabierto o ensanchado y el radical trastorno que ha sufrido la vida cotidiana de todos los españoles, al igual que ha ocurrido en la mayoría de los países.

Por añadidura, la gestión política de la pandemia no ha sido, en general, ni clara ni coherente, distorsionada por enfrentamientos partidistas o territoriales; y, en ocasiones, con graves errores. Aunque hay que reconocer que el desafío era complejo, que pocos países han salido airosos y que muchos dirigentes, sobre todo en el ámbito autonómico y local, han hecho un gran esfuerzo.

De otro lado, sin embargo, hay que subrayar que la sociedad aragonesa y española ha sabido, en su mayor parte, reaccionar frente a un tiempo de dificultad con capacidad de adaptación, con orden y con solidaridad, por más que siempre se puedan encontrar ejemplos censurables de lo contrario. Esa resistencia colectiva -que en el trabajo de médicos, sanitarios y otros colectivos, o en el sacrificio de un sector como la hostelería, que necesita ayudas para reflotar, ha tenido un punto de heroísmo- ofrece la mejor esperanza para superar las múltiples secuelas que este año de pandemia nos ha dejado.

Pero es muy importante no olvidarse de que el virus continúa circulando y matando; la epidemia no ha terminado. El trabajo a escala internacional de los científicos ha proporcionado ya las vacunas que nos permitirán ir acorralando a la enfermedad, pero pasarán todavía meses antes de que situación sea suficientemente segura como para dejar de lado por completo las medidas preventivas que se han ido adoptando. Hay que acelerar ese proceso todo lo posible pero, un año después, la lucha contra la covid continúa y sigue requiriendo la participación y el compromiso de todos.

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