Una justa reivindicación
Felipe VI ha subrayado, en el acto conmemorativo del 40 aniversario de la intentona golpista del 23-F celebrado ayer en el Congreso de los Diputados, que la «firmeza y autoridad» de Juan Carlos I «fueron determinantes para la defensa y el triunfo de la democracia». Del mismo modo que el sentido del deber ha llevado al Rey a marcar distancias en los últimos años respecto a su padre, ahora es el principio de fidelidad histórica el que le guía para reivindicar, con toda justicia, el papel que desempeñó don Juan Carlos en uno de los momentos clave de la Transición española
En un momento en que formaciones independentistas y populistas pretenden poner en entredicho el ‘Régimen del 78’, el Monarca ha hecho un firme alegato en defensa de la calidad democrática de España. De este modo, ha dado la réplica a los partidos que ponen en duda la solvencia de la democracia española y que, incomprensible e injustificadamente, han rechazado participar en el acto conmemorativo de la victoria colectiva de los demócratas frente al golpismo. La reacción del Pablo Iglesias ha sido no aplaudir los discursos, demostrando una vez más su falta de respeto institucional y su incapacidad para adaptarse a las tareas de vicepresidente del Gobierno.
Felipe VI ha querido dar protagonismo a la defensa de la legalidad democrática realizada aquella noche por el Rey emérito, hoy fuera de España por voluntad propia para no erosionar a la institución monárquica mientras la Justicia se pronuncia sobre sus presuntos negocios opacos. Es necesario y coherente que realce este papel, que ha extendido a Adolfo Suárez y una «larga lista de hombres y mujeres que ofrecieron, junto a los medios de comunicación, un ejemplo de coraje y de lealtad a nuestra Constitución». Él mismo fue testigo directo de unos hechos que avalan los historiadores: Juan Carlos I fue el primer y decisivo defensor de la democracia española.
