Una parte de los bienes de las parroquias aragonesas retenidos en Cataluña ha llegado por fin a nuestra Comunidad. El Museo Diocesano de Lérida ha trasladado al de Barbastro 23 de las 111 obras en litigio el día en que expiraba el plazo dado por el juez. Se trata de un primer paso, aunque ni siquiera ha llegado el conjunto completo de los 28 bienes que Lérida reconoce de propiedad aragonesa. Sobre las demás obras que deben ser devueltas, el consorcio del Museo ilerdense, donde están depositadas, se ha limitado a anunciar que en próximos días presentará un plan de entrega. No caben nuevas demoras, ni por la interinidad de la Generalitat tras las elecciones catalanas del pasado domingo ni por maniobras dilatorias adicionales del Museo de Lérida. El patrimonio debe regresar cuanto antes a sus propietarios. 

Después de 25 años de tenaz pugna en tribunales eclesiásticos y civiles para lograr la devolución de los tesoros artísticos de las parroquias de la diócesis de Barbastro-Monzón, empiezan a llegar los primeros. Lo hacen en el último día de plazo dado por el juez, que advirtió con sanciones y posibles responsabilidades penales si no se cumplía el calendario. La consejera de Cultura de la Generalitat y presidenta del Consorcio del Museo de Lérida sigue ralentizando la ejecución de la sentencia judicial.

Las 43 parroquias están hoy más cerca de recuperar, gracias a la sentencia del Juzgado n.º 1 de Barbastro, la totalidad de un patrimonio que nunca debería haber salido de Aragón y que, en todo caso, tendría que haber regresado con normalidad hace más de un cuarto de siglo. La obstinación en el error de autoridades civiles y eclesiásticas en Lérida y Barcelona ha dilatado el litigio, pero la confianza aragonesa en la vía del Derecho debe rendir fruto. Es hora de que, al fin, se imponga la justicia.