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  • Heraldo de Aragón

Las tres capitales aragonesas, confinadas

Lambán y Sira
Javier Lambán y Sira Repollés
Gobierno de Aragón

El constante incremento de casos de la covid-19 ha llevado al Gobierno de Aragón a decretar el confinamiento perimetral de las ciudades de Zaragoza, Huesca y Teruel, que está en vigor desde la pasada medianoche, y el pase de toda la Comunidad al nivel 3 de alerta desde el próximo lunes. Es necesario actuar con diligencia, más que la aplicada hasta ahora, para aplanar la curva de contagios. Además, es imprescindible evaluar qué medidas son más eficaces y cómo deben ejecutarse. Si en las próximas semanas no somos capaces de reducir de forma clara la tasa de reproducción del virus nos acercaremos peligrosamente a ese momento en que sea obligado imponer un confinamiento total, como el sufrido en marzo, que será letal para la economía y demoledor para la ciudadanía, que en su mayor parte está actuando con civismo y responsabilidad.

El día en que España ha llegado al millón de casos de coronavirus, la DGA se ha visto obligada a responder al desafío que representa el creciente número de contagios, que ha llevado a las ucis de los principales centros hospitalarios de la Comunidad a una situación límite. Desde julio se sufre una elevada presión epidemiológica, que no se ha sido capaz de suavizar y que ahora se desborda con la llegada del otoño. El Ejecutivo autonómico establece el confinamiento de las tres capitales amparado por el decreto ley que aprobó este mismo lunes, aunque muchos especialistas en Derecho constitucional consideran que ni un gobierno autonómico ni un parlamento regional pueden restringir el derecho fundamental a la libertad de circulación. El Congreso de los Diputados, ahora dedicado a malgastar tiempo y energías en la moción de censura presentada por Vox, es quien debería haber fijado el marco legal para adoptar medidas restrictivas con todas las garantías jurídicas.

La eficacia de una acción de gobierno se mide por los resultados. Que Aragón fuera una de las regiones en las que la segunda oleada se manifestó con más antelación y en la que ahora se registran peores datos indica que se han cometido fallos en la gestión de la pandemia. Hay iniciativas de las que se viene hablando desde hace meses sin que hayan sido implementadas a pesar de que hay un acuerdo general en que serían muy útiles: reforzar las plantillas de la atención primaria y los servicios fundamentales de los hospitales, incrementar las PCR, aumentar los recursos para las labores de rastreo y aislamiento de personas contagiadas, intensificar la colaboración sanitaria público-privada… El confinamiento de las tres ciudades no será suficiente por sí solo si no va acompañado por la aplicación de estas medidas y por una implicación aún mayor de toda la ciudadanía.

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