Excesiva relajación
Aragón volvió a alcanzar ayer la cifra más alta de contagios de coronavirus, con 59 casos de los 241 notificados en España. Crece el número de focos por todo el país. Todo ello revela la extraordinaria dificultad de gestionar la nueva situación y anticipa el riesgo de una posible segunda oleada de la covid-19, que algunos expertos temen para el otoño. No estamos en un Estado policial, pero la multiplicación de rebrotes obliga a adoptar más medidas preventivas, tanto sanitarias como sociales, ante algunos desajustes de las administraciones y la excesiva relajación de una parte de la población.
El presidente Javier Lambán ha culpado del aumento de casos a la recogida de la fruta y al relajamiento que deriva en celebraciones. Ha anunciado que se adoptarán las medidas necesarias y no descarta imponer de forma obligatoria el uso de las mascarillas, como ha hecho Cataluña. También desde el Gobierno de la nación se ha advertido que volverá a decretar el estado de alarma si es necesario, tras dar a conocer que son ya 73 los rebrotes de coronavirus registrados en España, siendo los de Lérida y Lugo los que más preocupan. Todos estos casos representan un claro aviso sobre las consecuencias de bajar la guardia en estos momentos.
Tras el fin del estado de alarma, hace dos semanas, son las Comunidades las responsables del control de la pandemia. Los datos evidencian que la mayoría de las autonomías ya van con un lamentable retraso en la implementación de los planes, controles y seguimientos que debían haber evitado los rebrotes. Como ocurre desde hace tiempo en otros ámbitos de la gestión política, la diversidad de respuestas y criterios aplicados plantea elementos de inquietud. Además, sigue constatándose un grave problema en la gestión de los datos. La opacidad sobre la evolución de algunos de estos brotes hace crecer las dudas sobre falta de control.
