Vamos muy despacio!’ tituló en 1888 su libro sobre Zaragoza Joaquín Gimeno Fernández-Vizarra, para expresar la impaciencia que le causaba lo que entendía por ritmo lento del progreso de la ciudad. No era para tanto, porque se estaba en pleno proceso de modernización urbana, pero su zaragocismo era insaciable. Estudió Medicina en la promoción de Santiago Ramón y Cajal, de quien fue no solo condiscípulo sino amigo, como contó el último en sus Recuerdos, pero fue el primer catedrático salido de la Facultad de Zaragoza, cuatro años antes que el futuro Nobel. Según éste, tenía "exquisito paladar literario" y seguramente fue el motivo de que escribiera en prensa desde muy joven. Más tarde fundó una revista médica ‘La Clínica’, pero también un periódico que dirigió y en el que escribió con frecuencia, ‘La Derecha’, órgano del republicanismo posibilista de Castelar en Zaragoza.

Su gran vocación fue la política ciudadana y por eso dedicó mucho de su tiempo a las tareas de concejal y teniente de alcalde. La ciudad le debe, entre otras cosas, el haber sido ideólogo e impulsor decisivo del primer parque urbano, el Pignatelli, y del edificio Paraninfo de nuestra Universidad. A pesar de lo cual solo comparte calle con su hermano Hilarión. Murió de tuberculosis a los 33 años, en 1889, y cuenta don Juan Moneva en sus ‘Memorias’ que al ser consciente de su enfermedad y para esperar la muerte "cesó nueve meses antes a todo negocio, menos al del alma".