Nuevos retos educativos
El presidente de Aragón es partidario de comenzar el curso escolar en septiembre con «absoluta normalidad». Considera que no es necesario el uso de mascarillas y defiende que la distancia entre pupitres en las aulas se reduzca del metro y medio anunciado por la ministra Isabel Celaá a un metro, una distancia que la propia OMS reconoce que es suficiente para garantizar la salud. Sea como fuere, es preciso, primero, fijar cuanto antes unos criterios claros, concretos y fundamentados que alivien la incertidumbre de las familias y de los profesores; en segundo lugar, dotar a las Comunidades de fondos para afrontar con éxito el desafío de volver a las aulas.
Javier Lambán ha advertido que la pretensión inicial de reducir la ratio a 15-20 alumnos es inviable porque no habría ni espacio ni partidas suficientes para contratar al profesorado necesario. Por ello, la «flexibilización» de las condiciones para volver a las aulas fue ayer su principal reclamación en la decimocuarta y última videoconferencia de Pedro Sánchez con los presidentes autonómicos. La educación se enfrenta al reto de adaptar las instalaciones y las plantillas a las limitaciones que el distanciamiento físico impondrá y a la limitada disponibilidad presupuestaria.
A punto de concluir el actual curso escolar, hay que definir ya el próximo haciendo compatibles tres necesidades sociales igualmente importantes: la educativa, la sanitaria y la de conciliar la vida laboral y familiar. El objetivo del nuevo curso debe ser impartir educación presencial, aunque habrá que reforzar las herramientas tecnológicas para una formación a distancia pues no es descartable que en otoño se produzcan rebrotes del coronavirus que obliguen a cerrar los centros. Es necesario, pues, habilitar más espacios en colegios e institutos. También habrá que reforzar las plantillas docentes para desdoblar todas las clases que sea posible.
