Por
  • Juan Luis Saldaña

Profesores a distancia

Los colegios están vacíos, pero la enseñanza continúa.
Los colegios están vacíos, pero la enseñanza continúa.
Iñaki Berasaluce / Europa Press

Sabíamos que eran profesionales, que tenían una vocación especial y que la distancia no les iba a frenar. Simplemente, lo hemos confirmado. 

Begoña ha aprendido a manejar programas para hacer videoconferencias. Y además, esto sí que roza lo heroico, ha entrado en el grupo de ‘whatsapp’ de la clase para ayudar aún más. Pepe escribe cuentos muy brillantes por correo electrónico y se los manda a todos los profesores para que los lean a sus clases. Mi favorito es ‘El hipnotizador de Zapatos’. Los profesores de Educación Física se ponen el chándal y se tiran por los suelos de sus casas para explicar los ejercicios y subirlos a la red. Los miembros del equipo directivo se graban bailando. Jose, Virginia y Ana llevan la batuta de la clase de los mayores con solvencia. Son referentes y se comportan como tales. Begoña, la madre encargada del curso, hace muy bien de traductora y de vigilante de ‘la plataforma’, ese espacio de internet lleno de sorpresas y rincones. Fernando anima el cotarro con retos. Pero no estamos de fiesta. A algunas como Marta o Esther les toca la peor suerte en estos días y nos dan ejemplo de entereza e integridad, de lucha y misericordia. 

En esta distancia parece que nos damos cuenta de que somos algo más que un grupo de gente que va al mismo sitio. Sentimos un dolor común y una misma esperanza. Enseñar no es solo dar clase. Es dar la vida. Gracias, profesores.

Juan Luis Saldaña es escritor y periodista

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