En el desempeño laboral de un trabajador existen múltiples atributos que definen su dedicación y profesionalidad, aunque la primera de todas ellas es el cumplimiento y respeto de los horarios de trabajo. La Administración regional aragonesa cuenta con un acreditado cuadro de funcionarios con una elevada cualificación, personas que desarrollan con diligencia su tarea y asumen su condición de servidores públicos. Por ello, preocupa que aún existan algunos casos de abusos y falta de respeto hacia cuestiones tan básicas como el fichaje y la atención a los horarios de entrada y salida.  

La noticia del envío por parte del delegado del Gobierno de Aragón en Huesca, José Luis Abad, de una circular a los directores de los servicios provinciales en la que traslada su preocupación por la «relajación en el cumplimiento de la orden que establece el régimen general de jornadas y horario de trabajo en el ámbito sectorial de la administración» descubre una abusiva práctica que exige ser atajada. Aceptando que este tipo de irregularidades solo son realizadas por una minoría de los funcionarios y que la mayoría de los empleados públicos atienden desde el más estricto celo sus ocupaciones laborales, sería conveniente no solo censurar sino sancionar a aquellos que ignoran su cometido y responsabilidad.

Aunque siempre conviene huir los de los tópicos y fijar una obligada defensa de la función pública, se muestra imprescindible la advertencia lanzada por la DGA y el concurso de los sindicatos, que deben sentirse igualmente concernidos para frenar estas malas prácticas. El mantenimiento de la calidad y el servicio de la Administración regional exige de la existencia de profesionales que asuman sus tareas desde el convencimiento que implica la fortuna de trabajar al servicio de los aragoneses. Este tipo de desmanes, que solo dañan la reputación de lo público, deben ser corregidos.