En lugar de meter una monedita de cobre en una hucha en la panadería, o incluso bicolor el día que salen asociaciones con cuestaciones, hoy se ha levantado feliz y desea ayudar con mil euros a la ciencia. ¡Gracias! Cuando sus hijos estudiaban el máster era imposible, pero hoy ese dinero no le saca ni de rico ni de pobre y sus hijos están forrados. Se entera de que muchos centros de investigación admiten donaciones y tienen deducciones fiscales. Aunque sea por joder al Gobierno podrá redirigir sus impuestos. Va allí y le presentan dos proyectos. Uno consiste en estudiar qué son unas secuencias de ADN repetidas en el genoma de un microbio de las salinas de Santa Pola. El otro analizará una posible diana contra un tipo de cáncer. ¿Dónde destinaría su dinero?

Decida dárselo a quién decida dárselo estará bien invertido. La ciencia es transversal y siempre es rentable, mucho. Lo que probablemente no sepa es que el proyecto destinado a estudiar al microbio santapolero existió y que Francis Mojica descubrió que CRISPR se trataba de un mecanismo de defensa frente a fagos (unos virus que infecta a esos microbios). Partiendo de esa investigación, Jenniffer Doudna y Emmanuelle Charpentier crearon una herramienta que permite editar el genoma. Esta herramienta salvará millones de vidas y está acelerando descubrimientos en cáncer y otras patologías que no podíamos ni imaginar hace tan solo unos años. Invierta en la ciencia que quiera. Siempre es rentable y retorna a la sociedad, pero invierta.