Leyes a medida
A los independentistas montaraces de cuyo favor depende Pedro Sánchez para gobernar les incomodan las leyes. Pero no hay problema, el presidente les hará leyes a su medida, las que más les convengan. Los líderes de la intentona secesionista en Cataluña tienen que pagar unos años en prisión y así no hay manera de que funcione la mesa bilateral. No pasa nada, hay una solución sencilla: Sánchez cambiará el Código Penal y pondrá que la sedición, a fin de cuentas, no es un delito tan grave, casi ni siquiera es un delito, así que con una reprimenda ya es suficiente castigo. Y Junqueras y compañía, a la calle. Parece increíble que el presidente del Gobierno esté dispuesto a llegar tan lejos, a retorcer las leyes a su conveniencia o la de sus aliados, a dejar impune, o casi, el mayor ataque al orden constitucional ocurrido en España. Pero eso es lo que Sánchez insinuó en su entrevista televisiva del lunes y lo que después su Gobierno no ha desmentido. Tan gran desfachatez se envolverá en una reforma más amplia del Código Penal -con algunos aspectos razonables, seguro-, como si por envolverlo en papel de colorines el sapo se convirtiese en caramelo. No cuela, es sapo. Y de los gordos. Con esto, incluso aunque al final la idea no salga adelante, Sánchez ha aceptado ya lo esencial del planteamiento independentista: hay un conflicto político entre Cataluña y el Estado -como si los catalanes no independentistas no fuesen parte de Cataluña-; habrá que hacer una consulta a los catalanes y solo a ellos, y los políticos presos han sido tratados injustamente, con demasiada dureza. ¿Qué falta? Ah, sí, colgar la estelada en la puerta de la Moncloa... Al tiempo.