La hora de gobernar
El Ejecutivo de Pedro Sánchez arranca su andadura con muchas tareas por delante, después de cuatro años de parálisis padecidos por el país. Las más urgentes, como la subida de las pensiones aprobada ayer mismo o la elaboración de unos Presupuestos Generales del Estado, y otras como el salario mínimo o la transición ecológica, atañen a cuestiones económicas en las que siempre hay que evitar una desproporción incontrolable entre gastos e ingresos.
El Gobierno de coalición ha aplicado, en su primer Consejo de Ministros, la revalorización del 0,9% que estaba prevista para las pensiones. Sin embargo, no ha aclarado nada sobre otros asuntos urgentes, como el sueldo de los funcionarios (que debe revalorizarse en 2020 un mínimo de un 2%), las nuevas Cuentas del Estado, la renegociación con Bruselas de la senda de déficit o el incremento del salario mínimo interprofesional, que es uno de los acuerdos PSOE-Podemos. Son muchas decisiones y muy relevantes que deben tomarse con gran cautela. En primer lugar, porque el pasado 1 de enero entró en vigor parte de la reforma constitucional del artículo 135, que dice que, a partir de ahora, el Estado y las comunidades autónomas no podrán incurrir en un déficit estructural que supere los márgenes establecidos en su caso por la UE para sus Estados. Además, todas estas reformas económicas y el resto de las recogidas en el pacto de gobierno quedarán comprometidas si se anteponen los efectos propagandísticos a la solvencia técnica.
Sánchez ha propuesto acuerdos a la oposición de forma bastante genérica. Deberá ser mucho más vehemente en construir esos pactos a la luz de la exigua mayoría parlamentaria de la que dispone. Tanto el Gobierno, por imperiosa necesidad, como la oposición constitucional, por deber institucional con el país, tienen que poner todo de su parte en estos primeros meses de la legislatura por sacar adelante las amplias reformas que España necesita.
