Soledad no deseada
En Aragón, una Comunidad singularmente envejecida, crece el número de personas mayores de 65 años que viven solas. Ya son más de 78.000. Y los datos reflejan que se trata de una tendencia que se va a intensificar progresivamente, al mismo tiempo que el fenómeno de la «soledad no deseada». El Plan de Salud Aragón 2030 apunta iniciativas para paliar este problema, pero además de medidas legislativas y de servicios sociales es necesario recuperar valores como el de la solidaridad intergeneracional.
El envejecimiento de la población es una tendencia global innegable con un impacto social a todos los niveles hasta el punto de que, tal y como se afirmaba en el Informe Perspectivas de la Población Mundial de Naciones Unidas (2017), supone una de las transformaciones sociales más significativas del siglo XXI con consecuencias en los servicios, la sanidad, la educación, la estructura familiar, las formas de convivencia o los lazos intergeneracionales. Esta tendencia demográfica se convierte en un reto cuando día a día crece el número de personas que viven solas en contra de su voluntad. Es lo que está ocurriendo en nuestra Comunidad, según un informe del Plan de Salud Aragón 2030. Este estudio, impulsado por la Dirección General de Salud Pública, plantea algunas medidas para hacer frente al fenómeno de la «soledad no deseada», pero se trata de un problema que no solo tiene que ver con la sanidad. La sociedad en su conjunto debe dar una respuesta integral a este desafío. Hay que trabajar para que todos los mayores puedan disfrutar de un envejecimiento activo y saludable, incluyendo la perspectiva psico-social. Desde las administraciones hay que poner los medios para que, tras la jubilación laboral, los ciudadanos puedan optimizar las oportunidades de salud, participación y seguridad, con el objetivo de aumentar la esperanza de vida saludable y la calidad de vida.
