En la oscuridad

Los cinco candidatos, justo antes de empezar el debate electoral
Los cinco candidatos, justo antes de empezar el debate electoral
Efe

Sánchez, Casado, Rivera, Iglesias y Abascal nos dejaron el lunes a los españoles más o menos como estábamos, es decir, en la más absoluta oscuridad respecto al futuro político de España. Debatieron, se despacharon a gusto, se enfrentaron y colocaron su mensaje. Pero no aclararon lo principal: qué alianzas permitirán que, esta vez sí, se forme un gobierno con algún viso de efectividad. De eso, nadie dijo nada. En realidad, el debate nos llevó de vuelta a la campaña de abril, con los candidatos soltando el mismo discurso, sin el más mínimo examen de conciencia respecto al fracaso de la decimotercera legislatura y, por lo tanto, sin ningún propósito de enmienda. La única verdadera novedad en esa escena de moviola la aportaba Santiago Abascal, porque, al no haber participado en los dos debates de la anterior campaña, era la primera ocasión en la que se dirigía con cierta amplitud temporal a una audiencia masiva. Y el de Vox, como la ocasión la pintan calva, se empleó a fondo, agarró todos los toros por los cuernos y más de una vez hasta dejó mudos a sus interlocutores. Su mensaje, demagógico y con tintes xenófobos, entra con facilidad en algunos sectores de la sociedad española, porque incide sobre preocupaciones reales de muchas personas, aunque utilice medias verdades y proponga medidas que o son imposibles o no solucionarían nada. En la mayoría de las encuestas posteriores –que ya sabemos que no son representativas– la gente consideró a Abascal como el ganador del debate. Eso, naturalmente, no significa que convenciera, pero Abascal, en la noche del lunes, dio espectáculo. Si alguno de los cinco ganó votos fue él. Y los demás, simplemente, le dejaron.

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