Director de HERALDO DE ARAGÓN

Errejón y Soro

Foto de archivo de Íñigo Errejón
Foto de archivo de Íñigo Errejón
Efe

La oportunidad de CHA se llama Íñigo Errejón y su gran suerte reside en haberse encontrado con Más País camino de las elecciones generales. La cita del 10-N colocaba a CHA en una situación de riesgo político de muy difícil rentabilidad, pero la fortuna ha querido que José Luis Soro pueda recuperar, gracias a un oportuno matrimonio de conveniencia, parte del protagonismo perdido como opción electoral.

Aún está por ver hasta dónde llegará el acuerdo entre Más País y CHA, aunque la primera consecuencia en Aragón de la reaparición de Errejón ha sido la de situar en contradicción a la consejera de Ciencia y Universidad, Maru Díaz. Errejonista confesa, la dirigente de Podemos muestra una nítida identificación política con el candidato de Más País, en abierta distancia con Pablo Iglesias y Pablo Echenique. Su talante pactista y moderado –una evidencia que hace sentir especialmente cómodo al PSOE– permitió su entrada en el Ejecutivo, una incorporación a medida imposible de protagonizar por ningún otro miembro de la formación morada.

Sin opción y sujeta a su puesto de consejera, Díaz no puede ni quiere abrir una crisis de Gobierno y mucho menos romper con su partido, aunque sí ha optado por implicarse en la pelea que busca evitar que Echenique encabece la candidatura zaragozana de Podemos. Responsable de las fracasadas negociaciones con el PSOE, Echenique dejó Zaragoza lo suficientemente agitada como para que sus correligionarios estén convencidos de los muchos inconvenientes que despierta su condición de número uno. Abiertamente distanciado de la dirección aragonesa, su fortaleza para encabezar la lista reside en el más reciente de sus fracasos. Delegado por Podemos para cerrar junto a la vicepresidenta Carmen Calvo el que tenía que haber sido el Gobierno de coalición con el PSOE, su continuidad está garantizada, precisamente, porque lo contrario implicaría aceptar el fracaso de Pablo Iglesias.

Salvo fuerza mayor, será Echenique quien concurra por Zaragoza, continuándose así un proceso de deterioro que ya se detectó en las pasadas municipales con las públicas diferencias mostradas con ZEC. Preocupados, pero sin margen alguno de enmienda, Podemos en Aragón llegará a noviembre afectado por los males de la vieja política: una férrea disciplina de partido, la indiferencia de los estrategas madrileños frente a la opinión del territorio y la ausencia de renovación.

En estas elecciones la presencia de Echenique limitará la capacidad de Podemos para seducir al votante de izquierdas. Errejón y Soro, por su parte, serán los protagonistas de una alternativa que, pese a contar con el difícil reto de lograr representación en el Congreso, ha sabido revestirse de alternativa.

Más País, un partido que reconoce sin complejos su disponibilidad a pactar con el PSOE, una postura que invita a interpretar su futuro político más como una corriente interna dentro del socialismo que como una formación independiente, se confirma como la respuesta frente a Podemos e Iglesias, un papel que hasta la fecha no había preocupado en exceso a CHA.

La presencia de Más País, que irrumpe con el excesivo protagonismo de su líder –una tendencia común en la nueva política–, fragmentará la ya de por sí dividida izquierda aragonesa. Daña a Podemos, pero también puede erosionar al PSOE. 

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